El número 23 ha sido un emblema en la historia reciente del baloncesto. En la década de 1980 los niños de todo el mundo pedían camisetas con esa cifra mágica que portaba a la espalda uno de los grandes de todos los tiempos, Michael Jordan. Ahora, 30 años después, es LeBron James quien continúa aportándole un aura especial al 23. Eso es en todo el mundo. Sin embargo, en Vitoria sucede algo diferente.

Los niños de la capital vasca sólo piden el 23 en sus camisetas, pero no lo hacen ni por Jordan ni por el alero de los Cleveland Cavaliers. El referente en Vitoria responde al nombre de Tornike Shengelia. El ala-pívot georgiano suma su tercera campaña dando lecciones de baloncesto en el Fernando Buesa Arena. Y su progresión no ha dejado de mejorar campaña tras campaña.

Shengelia juega ahora más minutos y es más decisivo que nunca. Sus porcentajes de acierto han mejorado a los del año pasado y su liderazgo alcanza extremos insospechados. Su sola presencia intimida a los adversarios, no se diga cuando su maquinaria comienza a carburar de verdad. No extraña leer al mítico Darryl Middleton afirmar recientemente que Shengelia es el mejor ala-pívot de la Euroliga.

Los números que acumula en la presente temporada dejarían estupefacto a cualquiera. Shengelia ocupa la primera posición de la ACB en la clasificación de la valoración y es el tercero en la tabla de máximos anotadores, siendo el octavo clasificado en el porcentaje de dos puntos. Sus números no se quedan ahí, pues el ala-pívot baskonista es el noveno mejor reboteador de la competición. Para pararlo, el Betis Energía Plus va a necesitar algo más que defensa.