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Trayectoria manchada (1-0)

  • El Sevilla cayó contra el modesto Unirea por primera vez en esta Liga de Campeones. Un autogol increíble de Dragutinovic fue definitivo ante un rival muy ordenado y peleón

La marcha del Sevilla por Europa dejó de ser inmaculada en Bucarest. El conjunto blanquirrojo sufrió su primera derrota continental del curso por la sencilla razón de que fue incapaz de imponer su fútbol a un Unirea tan voluntarioso como ordenado. La falta de chispa a la hora de dar el paso adelante, la ausencia de clarividencia en muchos de los hombres clave, provocaron que un autogol increíble de Dragutinovic, que erró en un despeje completamente en solitario, fuera suficiente para que el marcador se decantara por los rumanos.

Cierto que era un día complicado para sacarle el máximo de motivación a unos futbolistas cargados de exigencias en su calendario, pero el Sevilla tardó mucho en cambiar de marcha. Demasiado, como se demostraría con el marcador final. Los hombres de Manuel Jiménez jugaron un fútbol ortodoxo durante el primer periodo, cargado de buenas intenciones, pero se olvidaron de que la máxima de este deporte es hacerle sangre al rival. Ése fue el principal problema, que todo parecía controlado... Hasta que no fue así y el Unirea estaba por delante en el marcador.

La suerte, sin embargo, tampoco iba a acompañar al Sevilla durante ese primer periodo. Los visitantes no pisaron el acelerador a fondo, es cierto, pero sí controlaron el juego en todo momento y debieron ponerse por delante en el marcador en un par de jugadas en las que Kanoute y Negredo se toparon con el maderamen. El francés estrelló el balón en el poste mientras que el madrileño lo hacía en el larguero en dos ocasiones clarísimas para que los blanquirrojos cobraran ventaja. Hubiera sido el fiel reflejo a la mejor técnica de unos respecto al entusiasmo y la lucha de otros, pero en este juego sólo valen los goles que se contabilizan, no los que pudieron llegar y no subieron al marcador.

El Unirea, por supuesto, también tiene su mérito. El modesto equipo rumano saltó al campo dispuesto a comerse al Sevilla, con ganas de llevarse por delante a todo lo que estuviera enfrente. Tenía razón su entrenador, Dan Petrescu, cuando afirmaba en las vísperas que era el partido más importante de su historia y sus futbolistas partieron a tope de revoluciones. Tanto que en el minuto 1 ya vieron cómo el noruego Ovrebo le anulaba un gol a Brandán en una acción dentro del área pequeña sevillista bastante embarullada. Todo hacía indicar que el cuadro rumano iba a salir a las bravas, a encerrar al Sevilla atrás, pero no fue así y finalmente se ajustó al guión previsto.

No se sabe muy bien si fue porque el Sevilla dio un paso adelante o porque el propio Unirea desecha la opción de tener la iniciativa en un partido de fútbol, pero lo cierto es que los nervionenses cada vez se movieron más cerca de la meta de Arlauskis que de la que defendía Javi Varas. Vaya por delante que era un Sevilla sin muchos alardes, sin un fútbol brillante y tampoco con toda las marchas metidas. Eso sí, con un equipo bastante equilibrado, con Sergio Sánchez y Dragutinovic como centrales, Zokora acompañado por Lolo, y Kanoute y Negredo de pareja arriba. En los costados estaban los previstos Konko, Jesús Navas, Fernando Navarro y Diego Capel. Fue el plan A antes de que Jiménez se viera obligado a recurrir a la artillería pesada de Luis Fabiano, Renato y Perotti conforme comprobaba tras el intermedio que aquello no acababa de dirigirse hacia el sitio que él quería.

Porque al Sevilla se le había complicado de manera definitiva la cosa al filo del intermedio con un cabezazo hacia su portería de Dragutinovic tan inesperado como inexplicable. El 1-0 que campeaba en el electrónico al descanso tal vez no fuera justo para lo hecho por unos y otros, pero era lo que había y el cuadro nervionense tenía que tratar de darle la vuelta a aquello.

Entonces fue cuando el Sevilla se encontró con un campo de minas que fue incapaz de sortear. Jiménez lo intentó todo con el paso de los minutos, llegó incluso a atropellar la razón durante unos instantes con tres delanteros y un solo extremo, pero ninguna de esas soluciones eran eficaces. Y no lo eran por la sencilla razón de que el Unirea se había convertido en un verdadero muro, con unos futbolistas tremendamente solidarios que se dejaban hasta el último aliento a la hora de cerrar los caminos hacia Arlauskis. Perotti, por ejemplo, realizaba regates increíbles, pero siempre volvía a tener un rival al lado. Parecía que jugaban once contra quince.

Tanto fue así que la única oportunidad real de gol para el Sevilla iba a llegar en el tiempo de prolongación. Fue el fruto de una jugada de toque cuando tal vez cualquier otro equipo hubiera optado por colgar balones al área. El balón tras varias combinaciones le llegó a Konko en solitario, pero éste se topó con Arlauskis para que el Unirea festejara el triunfo como el éxito que es para él y el Sevilla vea manchada su trayectoria en la Champions. No siempre se puede ganar.

Ficha técnica:

1 - Unirea Urziceni: Arlauskis; Bordeanu, Maftei, Galamaz, Brandán; Varga (Semedo, m.88), Frunza (Tiberiu Balan, m.64), Mehmedovic, Ricardo Vilana (Paduretu, m.92+), Apostol; y Bilasco.

0 - Sevilla FC.: Javi Varas; Konko, Sergio Sánchez, Dragutinovic, Fernando Navarro; Jesús Navas, Zokora, Lolo (Renato, m.62), Diego Capel (Luis Fabiano, m.62); Kanouté y Negredo (Perotti, m.70).

Gol: 1-0. m.44, Dragutinovic, en propia puerta.

Árbitro: Tom Henning Ovrebo (Noruega). Mostró tarjeta amarilla a Ricardo Vilana (m.23), Apostol (m.49), Jesús Navas (m.52), Galamaz (m.75), Maftei (m.82),

Incidencias: Partido disputado en el estadio "Ghencea", de Bucarest, ante unos 15.000 espectadores. Terreno en deficientes condiciones y noche fría (unos cuatro grados).

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