Real Betis - Valencia

¡Vaya forma de volver! (2-1)

  • El Betis finiquita, por fin, su mala racha con dos goles de Rubén Castro al Valencia en la prolongación. Los verdiblancos jamás se dieron por vencidos y obtuvieron un justo premio gordo.

El fútbol saldó una deuda con el Betis, la de los sinsabores acumulados en las dos últimas jornadas con las derrotas en el tiempo de prolongación contra Real Sociedad y Osasuna. Esta vez fue todo lo contrario, y además a lo grande. Rubén Castro aprovechó los minutos añadidos por Pérez Lasa para darle la vuelta al marcador contra el Valencia y conseguir un triunfo de prestigio que no sólo debe servir para ponerle el punto final a una racha nefasta, sino que tiene que convertirse en un obligado punto de inflexión. 

Porque el Betis espantó ayer muchos fantasmas con esos dos tantos de Rubén Castro. Fue una explosión de júbilo más que justificada, una manera de echar para fuera tanta adrenalina acumulada cuando ya nadie daba ni un solo euro por la suerte de un equipo que parecía condenado a perder de nuevo a pesar de haber acumulado méritos de sobra para no hacerlo. Incluso se añadía una nueva manera de caer al abundante catálogo de las citas anteriores, la de no poder sobreponerse a un autogol en una acción de verdadera mala fortuna, otra más. 

Pero no, esta vez no iba a ser así, esta vez todos los dioses relacionados con la fortuna se iban a colocar una indumentaria verdiblanca para posibilitar que el equipo de Pepe Mel finiquitara esa pesadilla de acumular diez sinsabores consecutivos en la Liga. No podía ser más justo semejante final después de haber soportado tantas cruces sobre los hombros en otros días que deben ser arrinconados ya en lo más profundo del baúl de los olvidos. 

Conviene aclarar con prontitud, sin embargo, que el Betis puso muchísimo de su parte para que ese final tan esplendoroso se diera. Los hombres de Mel no se dieron por vencidos contra un rival teóricamente muy superior y pelearon hasta la última pelota para tratar de cambiar su suerte. Incluso el técnico también tomó decisiones que esta vez beneficiaron al colectivo, puesto que un actor principalísimo en la remontada había entrado en el minuto 80 después de mucho tiempo esperando su oportunidad para jugar. 

Está claro que la reverencia es para un Juanma que supo ingresar en el campo con toda la cuerda dada para convertirse en el socio que necesitaba Rubén Castro para protagonizar una resurrección tan inesperada como celebrada. El interior extremeño buscó los espacios que otorgaba el rival para hallarlos. Primero se aprovechó de un pase profundo de Iriney para meterse entre el central izquierdo y el lateral antes de poner un centro dañino al que Rubén Castro le iba a añadir la eficacia tanto en el desmarque como en el remate a gol. Y no se quedó ahí la cosa, ambos protagonistas repetirían con un espectacular pase en profundidad de Juanma para que Rubén Castro se desmarcara y provocara el delirio con el 2-1. 

Por supuesto que Mel tendría algo que ver en la decisión de introducir a Juanma en el campo. Como antes había apostado por un sistema de juego osado, más que valiente incluso, dejando a Beñat por detrás de un centro del campo en el que Iriney trataba de presionar muy arriba y en el que dos delanteros ejercían de jugadores de banda. Tal vez era mucho riesgo, pero no quedaba otra y tampoco importó que el Valencia hallara un latifundio por el medio para crearle superioridad en demasiadas ocasiones a Beñat. 

El Betis no iba a dar ni un solo paso atrás e incluso tras el intermedio se atrevió a tutear al tercero de la Liga. Fueron los mejores minutos de los verdiblancos, que entonces sí ocuparon mejor el campo y hasta debieron ponerse por delante, pero la crueldad de todas las semanas llegaría en la primera acción de mérito del Valencia, rematada en propia puerta por Dorado. No podía existir más mala suerte, entonces, pero esta vez el destino le tenía preparado un final esplendoroso a los hombres de Mel y a todo el beticismo. Dos goles como dos soles para respirar y para tomar impulso. El Betis ha vuelto por fin, ¡vaya forma de volver!

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