tour de francia

El africano que se acerca a los mitos

  • Nacido en Kenia y educado en Sudáfrica, Froome está ya a un Tour de entrar en el 'Club de los 5 de Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain.

  • Desde el 2013 domina de la mano del Sky.

Chris Froome, en lo alto del podio de París con su hijo.

Chris Froome, en lo alto del podio de París con su hijo. / IAN LANGSDON / efe

Christopher Froome (Nairobi, 32 años), aquel niño que aprendió que la bicicleta era un elemento de libertad dando paseos por el Monte Kenia, coronó el podio de París por cuarta vez, cifra que lo coloca a una sola victoria de los mitos del Club de los 5: Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain. Un triunfo planificado, sin avasallar, producto del estudio del recorrido y del apoyo de un equipo de elite. Las contrarrelojes de Düsseldorf y Marsella le dieron a Froome un triunfo ajustado, controlado y con menos sufrimiento del que indican las diferencias finales.

Froome empezó a montar en la bicicleta de hierro que le cedió el mayor de sus dos hermanos. Rodaba por la sabana keniana, a veces entre manadas de animales salvajes, algo que hubiera espantado a cualquiera. No fue el caso de Christopher, hijo de una fisioterapeuta y de un operador turístico que organizaba safaris.

En 2011 perdió la Vuelta y en Tour de 2012 por ayudar al jefe de filas del equipo Sky

En Sudáfrica, donde fue trasladado el negocio de su padre, nació su pasión por la bicicleta y se alistó en el primer club. Antes de ser adolescente en aquel país fue niño en Kenia, en el África negra. Pertenece a una familia inglesa originaria de Brighton y vivió junto a sus tres hermanos en la capital keniana hasta los 14 años.

En el colegio Saint John de Johannesburgo adquirió acento de Oxford y modales de gentleman, y aprendió a vivir apartado de la familia. En la misma ciudad estudió economía, pero a un año de la licenciatura dejó de estudiar cuando el ciclismo profesional llamó a su puerta.

Froome se presentó en sociedad en la Vuelta a España de 2011. Era gregario de Wiggins y acabó segundo, por delante de su jefe de filas y por detrás del español Juanjo Cobo. No ganó la Vuelta por 13 segundos, el tiempo que perdió por esperar a Wiggins camino de los altos de Manzaneda y La Farrapona.

En 2012 Froome no se llevó el Tour por los mismos motivos que no ganó la Vuelta. Aquellas escenas en los puertos de Galicia y Asturias se trasladaron a los Alpes, a la Toussuire y Peyragudes, donde el africano con alma blanca tiró de freno para no soltar de rueda a Wiggins, imperial solo en la lucha contra el cronómetro.

Toda una declaración de obediencia y fidelidad a la empresa Sky, aunque "resulte un poco frustrante", dijo entonces. El mismo caso vivido por Mikel Landa en este Tour, sujeto a su líder, sin poder dar rienda suelta a su potencial. Su sueño de joven se aplazó a 2013. Se coronó en París tras dominar de principio a fin. Ganó tres etapas, la primera de Pirineos, en el Mont Ventoux y la crono de los Alpes. Ahí empezó la era Froome, solo interrumpida por una caída en 2014.

Froome siempre declaró que se siente "ciudadano del mundo", aunque se siente más próximo a África, donde piensa volver cuando se retire del ciclismo, con la idea de montar una escuela en Kenia. En Inglaterra no goza de la popularidad ni el reconocimiento de Wiggins o incluso de Mark Cavendish. Ellos sí han recibido el premio de deportista del año; Froome nunca. Es como si muchos no le considerasen británico.

El primer técnico que reparó en sus aptitudes fue el italiano Claudio Corti, quien le vio "detalles especiales" en la Vuelta a Ciudad del Cabo 2007. "Le vi ágil, potente, y los favoritos no le dejaron de rueda en la subida final", recuerda.

En 2007 Froome se instaló en Italia cuando corría con el Konica (2007), un modesto equipo continental. Vivía cerca de Bérgamo, ya que su novia lo hacía en Milán y por tren la podía ir a ver. Cuando cortó la relación tuvo una cosa muy clara: ahora se centraría en el ciclismo. Aquel año ganó el Giro de las Regiones y una etapa en la Vuelta a Japón.

En 2008 obtuvo la nacionalidad británica y fichó por el equipo sudafricano Barloworld, que lo llevó al Tour de Francia para finalizar en el puesto 84. Con el mismo maillot corrió el Giro en 2009 (trigésimo sexto) y en 2010, tras fichar por el Sky, repite en Italia y se retiró por culpa de una tendinitis en una rodilla.

En su equipo actual empezó a forjar su leyenda. Una trayectoria imparable que lo ha llevado a lograr cuatro tours de Francia.

Casado con Michele Cound, presentada por su excompañero sudafricano Daryl Impey, y padre de Kellan, de año y medio, reside en Mónaco, donde coincide con numerosos ciclistas del pelotón, incluido el colombiano Nairo Quingana. Un tipo sencillo, casi siempre con la sonrisa en la boca que hubiera sido oficinista de no haberse enamorado de la bici.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios