Espanyol- Sevilla · el otro partido

Más de un año, justo a tiempo

  • El Sevilla vuelve a ganar un partido fuera de casa 13 meses y 17 días después. Emery cede a la presión externa y salva su crédito antes del derbi.

Palop; Cicinho, Botía, Spahic, Fernando Navarro; Medel, Maduro (Campaña, 78'); Jesús Navas, Rakitic (Kondogbia, 86'), Trochowski (Manu del Moral, 72'); y Negredo. Con este equipo, el 23 de septiembre de 2012, consiguió el Sevilla el último triunfo a domicilio, en Riazor, antes de que este domingo, en Cornellà-El Prat, rompiera un maleficio que duraba más de un año, concretamente un año, un mes y 17 días. Nada menos que 413 días han pasado desde entonces, una eternidad en el fútbol. Tantísimo tiempo después, Unai Emery logró soltar ese feísimo lastre que arrastraba el Sevilla como visitante, coincidiendo con una disposición más lógica del equipo en el campo. Justo cuando el agua le llegaba más arriba del cuello.

El runrún alrededor del técnico y su futuro en el Sevilla cada vez sonaba más fuerte y es lícito preguntarse qué pasaría por su mente cuando Sergio García marcó el 1-2. Fue en el único error concatenado de la defensa este domingo, desde el intento de Beto de sacar el balón jugado como ante el Celta, hasta la falta de atención de Pareja y el despeje fallido de Alberto Moreno. El portugués enmendaría después su yerro con una buena parada ante Víctor Sánchez, en el único contragolpe que concedió el Sevilla. Y ahí también correría algún escalofrío por la espalda del técnico. No se sabe bien qué habría pasado si su equipo se hubiese dejado igualar otro 0-2, como en Valladolid. Pero no siempre la fortuna, que también cuenta en el fútbol, iba a darle la espalda a su Sevilla.

Emery, quizá forzado por las circunstancias -la baja de M'Bia fue clave en este sentido-, cedió a ese griterío que sonaba ya unísono a su alrededor y dispuso un dibujo táctico con dos medios específicos (Iborra con Carriço primero y Cristóforo después) y Rakitic más liberado en las posiciones donde puede hacer más daño, aunque tenga mucho menos contacto con la pelota. Pero no sólo eso. Ordenó a Beto que se dejara de jugarla por abajo desde atrás y el meta llevó a cabo la consigna excepto en ese balón bombeadito que dio origen al 1-2. Y la defensa se mostró siempre más proclive a despejar a la primera el peligro que a intentar combinar en corto arriesgando el balón en posiciones de alto peligro.

La consigna era la seguridad y en lo único que arriesgó el técnico vasco fue en alinear a Rakitic, más adelantado y más protegido, sí, pero con un pie dolorido y la espada de Damocles de una quinta amarilla que lo hubiese privado de jugar el derbi. Y esto podría haber sido una puntilla letal para el de Fuenterrabía. Pero ayer la alineación de factores fue positiva, no negativa, y la fortuna también acudió a la llamada a filas, porque Rakitic mereció ver la tarjeta amarilla en una simulada caída en la primera parte y Ayza Gámez le perdonó la vida... Y a Emery de camino.

Curiosamente, Rakitic fue el único jugador que repitió este domingo con respecto al equipo de Míchel que logró aquel otro triunfo precedente en Riazor, 0-2 con goles de Negredo y del propio Rakitic, quien marcó de culo al presionar, desde la mediapunta, a Aranzubia. El resto de los 27 futbolistas de ambos partidos, titulares y suplentes, fueron distintos. Tanto ha cambiado el Sevilla en este año y pico... Entonces jugó Maduro y este domingo no jugó M'Bia. Cómo cambia el fútbol...

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