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El 'anti-Bolt', el amor por el sufrimiento

Lleva nueve mundiales de atletismo a sus espaldas, cuatro medallas y miles de kilómetros en las piernas. Sin embargo, el español Jesús Ángel García Bragado estará el 1 de noviembre, justo un mes después de cumplir 40 años, en la salida de la prestigiosa maratón de Nueva York.

"Voy a ir a disfrutar, a correr con la gente. Disfruto haciendo esto", dijo el atleta español unos minutos antes de colgarse en Berlín otra medalla mundialista en los infernales 50 kilómetros, su prueba de toda la vida.

García Bragado recorrió las 25 vueltas del circuito instalado en el bulevar Unter den Linden en 3:41.37, un tiempo que le sirvió para acabar tercero y sumar su cuarta presea mundialista, lo que lo convierte en el mejor atleta español en la competición.

Su historia empieza en 1993, también en Alemania, donde parte de su familia emigró hace años para buscarse la vida. En Stuttgart, con 24 años, el español se proclamó campeón del mundo en su primer Mundial, un año después de debutar en la élite en los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Entonces, García Bragado hizo un tiempo de 3:41.41 horas, un crono peor del que hizo ayer, 16 años después. "Fue como un deja vu", dijo el español bajo el cielo plomizo de Berlín.

Después llegaron las medallas de plata en Atenas 1997 y Edmonton 2001, además de cinco participaciones en Juegos Olímpicos, la última de ellas, en Pekín, con un cuarto puesto.

Sólo el marchador australiano Tim Berrett participó en tantos Mundiales como el madrileño, un hombre de carácter difícil y fama de cabeza dura.

García Bragado no rehúye la pelea. El marchador no dudó en criticar en los Juegos de Pekín al presidente de su Federación, José María Odriozola, al que acusó de personalista. Y también se lanzó al ruedo político en las filas del conservador Partido Popular, aunque finalmente no consiguió salir elegido.

"A veces veo a los chavales de 18 o 20 años con los que entreno y noto falta de espíritu", advirtió el madrileño, separado y padre de dos hijas. "No sé. Quizá ahora con la crisis se recuperen un poco los valores perdidos".

Sacrificio, dedicación y perseverancia. Esos son los valores según los cuales vive su vida García Bragado, podólogo de profesión, un atleta muy lejos del foco mediático, de las pruebas estrella del atletismo, lejos de la mercadotecnia y de Usain Bolt.

"Del acero del que estoy hecho ya no hay en las minas", asegura el marchador. O al menos eso es lo que le dicen sus seres más allegados, gente como el fisioterapeuta de la selección española Miguel Ángel Cos o el fisiólogo de la federación de remo Xavier Leibar, el hombre que controla cómo debe latir su pulso en cada momento de la carrera.

Pero quizá la persona más importante para García Bragado en los últimos años haya sido el doctor Manel Ribas, el responsable de que el atleta siga marchando a su edad sin dolor.

Ribas fue quien decidió que García Bragado compitiera con la cadera infiltrada en el Campeonato de Europa de 2006. En Gotemburgo, bajo un diluvio, el español se colgó la medalla de plata.

En 2007, apenas unos meses después de pasar por el quirófano del especialista en Barcelona, el marchador se proclamó campeón de España. Tras los Juegos de Pekín, donde fue cuarto, fue el turno de la otra cadera, castigada también por la artrosis.

"Un trabajo de artesanía". Así describe el deportista las dos limpiezas -surfacings, según el argot médico- de la cabeza del fémur a las que fue sometido en dos años. Mientras otros tendrían dificultades para andar, García Bragado sigue ganando medallas en grandes campeonatos. La próxima cita será el Campeonato de Europa que se dispute en Barcelona en 2010. Qué vendrá luego es aún pronto para decirlo.

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