Asusta la trayectoria del Barcelona durante esta temporada. Nadie quiere enfrentarse al equipo más en forma del continente, cuajado de estrellas, con un talento ofensivo extraordinario y con una intensidad defensiva fuera de serie. Xavi Pascual, el técnico, y Chichi Creus, el responsable de los fichajes, formaron un equipo redondo el pasado verano. Con Juan Carlos Navarro como principal estilete ofensivo y manteniendo en sus filas a Roger Grimau, Gianluca Basile, Fran Vázquez, Jaka Lakovic, Víctor Sada, el secundario Jordi Trias y el lesionado Lubos Barton, las incorporaciones fueron de relumbrón.

La pelea por Ricky Rubio tuvo premio y el joven barcelonés ha retrasado su llegada a la NBA e hizo caso omiso a las ofertas mareantes de Florentino Pérez para jugar a pocos kilómetros de Badalona, su anterior casa. A la perla del baloncesto español se sumaron jugadores de relevancia internacional: Pete Mickeal trasladó su hogar de Vitoria a la Ciudad Condal; Erazem Lorbek se marchó de Moscú, pero con destino diferente al de su ex técnico, Ettore Messina, al igual que Terence Morris, formando una batería interior potensísima con Vázquez y otra de las novedades, el senegalés Boniface Ndong.

El resultado no ha podido ser más deslumbrante. El Barcelona se ha encaramado al primer puesto como favorito a la Euroliga y, ni que decir tiene, a la ACB. Sólo ha perdido tres partidos de los 35 que ha disputado entre la competición continental y la española, sin incluir los dos triunfos en la Supercopa de antes del arranque del curso. El balance pone los pelos de punta, exhibiendo un baloncesto demoledor y siendo una apisonadora con cuantos rivales se le han cruzado en el camino, caso, por ejemplo, del Real Madrid en Vistalegre, donde dio una lección de juego a los blancos.

Encima, sus tres disgustos no terminaron en alegrías de milagro. Cayó en la tercera jornada de la ACB en Las Palmas por un par de puntos (67-65) y fue superado en la decimonovena por el Valencia Básket en La Fonteta (60-59) por un triple milagroso de Rafa Martínez a siete décimas del final. En la Euroliga, sólo el Partizán ha derrotado a los culés y con polémica arbitral en la prórroga (67-66).

¿Armas del Barcelona? Todas. Su único lunar, sin Barton todo el curso, es que sólo Mickeal ocupa la posición de alero alto y cuando no está, el rival puede sacar beneficio jugando en el poste bajo.