Atlético y Real Madrid se enfrentan hoy en un derbi que, al comienzo de la segunda vuelta de la Liga, servirá tanto para fijar las aspiraciones rojiblancas como para demostrar la capacidad de respuesta madridista, tras ser eliminado de la Copa.

El duelo madrileño es esperado con ansiedad por ambos. Al Atlético le urge derrotar al máximo rival para acabar con una sensación de impotencia ante los blancos que se prolonga desde 1999. Para el Real Madrid no es sólo una cuestión de orgullo, ya que si vuelve a salir indemne del Calderón habrá dado un gran paso hacia el título. El pasado miércoles, por primera vez en lo que va de temporada, el conjunto de Schuster no fue contundente, ni efectivo ante la meta rival. No estuvo, entonces, ni Casillas ni Raúl y Van Nistelrooy y Robinho no jugaron el encuentro completo.

Pero la derrota acabó, sobre todo, con el aura de eficacia que envolvía al líder. Las lesiones suponen el otro problema para Schuster, que no puede contar con Robben, Saviola, Heinze, Metzelder y Soldado, y ha estado pendiente hasta el último momento de Pepe, que, pese a sufrir una contusión con hematoma en el tendón de Aquiles de la pierna derecha, será titular. La presencia del central portugués es muy importante, porque permite que Sergio Ramos continúe en el lateral derecho. En caso contrario, Ramos ocuparía el centro de la zaga y sería Miguel Torres el que pasara a la derecha.

En el centro del campo, la trascendencia del encuentro puede propiciar la vuelta al once inicial de Guti, en detrimento de Sneijder. El ataque, con Raúl y Van Nistelrooy, será la gran preocupación de un Atlético que también expone su ataque con orgullo. Ausente Fernando Torres, la afición rojiblanca ha encontrado una pareja ofensiva que idolatrar, gracias a la explosión de Agüero y a la rentabilidad de Forlán.

Aguirre cuenta para este choque con Motta, cuya contribución es vital para dar equilibrio al centro del campo. En medio de la euforia que provoca el tercer puesto, el derbi le ofrece una ocasión única para comprobar la solidez de un proyecto que despierta dudas. Una derrota sería un duro golpe para una afición que se muestra más esperanzada que nunca,.