Aquella fábula de David contra Goliat demostró que, en ocasiones, el pequeño puede vencer al grande. Sólo es necesario creer y dar un paso hacia adelante cuando corresponde, en la hora de los valientes. Precisamente, ese despertador metafórico debe sonar en el Coosur Real Betis, cuando esta tarde visite al Baskonia en uno de esos terrenos malditos para los hispalenses como es el Buesa Arena, donde sólo ha logrado cinco victorias en 30 partidos. Una pista emblemática, donde se respira baloncesto por los cuatro costados, y en el que el equipo bético comenzará su particular Tourmalet, con partidos ante rivales de una entidad importante, como el Unicaja, Andorra, Barcelona o el propio Baskonia. Ahí es nada.

Evidentemente, las cosas llegan como llegan, no se pueden elegir. Porque si le hubieran propuesto a Curro Segura otro contexto para afrontar este duelo en Vitoria, es harto probable que el granadino lo solicitara con firmeza. En primer lugar, porque su equipo todavía está en pleno rodaje, con muchas cosas por pulir, como se ha demostrado en estas primeras jornadas de competición. La última derrota en San Pablo ante el Zaragoza, cuando el cuadro bético logró una renta que parecía decisiva de más de diez puntos y no cerró el partido a su favor, es una buena muestra de estas cuestiones que todavía el preparador debe mejorar.

Pero también está el bando baskonista. Siempre peligroso por los jugadores de primer nivel que habitualmente componen sus plantillas, el equipo entrenado por Velimir Perasovic llega al duelo de esta tarde en el Buesa Arena con el agua al cuello, si se puede decir algo así a estas alturas de temporada. Cuatro derrotas consecutivas alumbran a los vitorianos, tres de ellas en la Liga Endesa y otra en Euroliga, por lo que se verá en el Buesa Arena a un equipo herido, que buscará recuperar sensaciones ante uno de los recién ascendidos a la máxima competición nacional de baloncesto.

Para ello, el equipo baskonista deberá reponerse de las bajas que han minado su rendimiento en estas primeras semanas de competición. Con Granger completamente descartado, las principales dudas que tiene el ex cajista Perasovic radican en Vildoza y Stauskas, aunque ambos parecen ya completamente recuperados de sus dolencias. En el lado bético, Niang está recuperado y podría entrar en el equipo si así lo considera oportuno Curro Segura, algo que deberá hacer oficial antes de las 14:00, cuando se cierra el plazo de altas y bajas para aquellos equipos que compiten el domingo por la tarde.

Precisamente, la hipotética vuelta de Niang permitiría al equipo bético tener más presencia en el interior y mejorar una faceta como la reboteadora, muy pobre en este inicio de temporada. Apenas son 32 rechaces los que los béticos capturan por partido, unos números pobres, sobre todo en la canasta propia, puesto que permiten excesivas segundas oportunidades a sus rivales. Y ante un equipo que tiene a Shengelia en su roster, no hay que hacer excesivas concesiones.

Tampoco los baskonistas, en este inicio de temporada, tampoco están excesivamente lúcidos en el rebote (34 por partido), aunque la altura de sus interiores, con Diop, Eric o Fall, todos por encima de los 210 centímetros, pueden suponer un problema para un equipo bastante más menudo. Necesitarán, por tanto, que tanto Sipahi, Rivers como Slaughter den el do de pecho. Porque es la hora de los valientes.