Coosur Real Betis 86-66 Estudiantes

Espantada a los fantasmas

  • El Betis barre de la pista a un rival directo como el Estudiantes dominando el partido desde el salto inicial

  • Un parcial de 13-0 en el último cuarto rompió el encuentro 'matando' al rival, como requería Segura en Tenerife

Borg y Pablo Almazán celebran una canasta ante el Estudiantes.

Borg y Pablo Almazán celebran una canasta ante el Estudiantes. / F. Ruso (ACB Photo)

Con un sopapo espantó los fantasmas el Coosur Real Betis. Queda todavía por mejorar, pero en un partido clave el equipo reaccionó ganando a un rival directo por la permanencia como el Estudiantes por 88-66 (no está de más pensar en el basketaverage) con un trabajo de grupo capitaneado por un gran Oliver, que sigue bebiendo del elixir de la eterna juventud, y un efectivo, por fin, Conger, a la espera de que Slaughter se serene y entienda con esta victoria que él solo no tiene que ganar los partidos.

El conjunto de Curro Segura dominó el choque desde el salto inicial. Siempre por delante en el marcador, controló como quería el ritmo del encuentro al son que impone en el juego el base de Terrasa y con un punto más de fe que su rival. Querer es poder y en un envite entre necesitados esas ganas marcaron la diferencia con los locales mucho más metidos en defensa, con la actividad de Borg, Pablo Almazán y un Niang que va a más en este sentido, y un ataque coral en el que todos suman. ¿Desde cuándo no disfrutaba San Pablo de un partido tranquilo, ganando, en ACB? Habría que mirar mucho atrás en los archivos para recordar una cómoda victoria que puede ser el principio de la reacción. Puede ser el espaldarazo necesario para que el equipo vea reforzado su trabajo y se quite de encima esa cruz de los últimos cuartos que tanto le ha pesado en este inicio de competición.

Y es que otra vez llegó a los últimos 10 minutos ganando de once puntos (60-49). Como el día ante el Zaragoza. Pero la lección está ya bien aprendido tras tantos palos, el último la semana pasada en Tenerife. Con Oliver al mando, todo es más fácil. Sus triples y visión de juego comandaron un 13-0 de parcial (75-53), con una defensa presionante que dio sus frutos, para acabar de romper un partido que a más de uno le recordaba viejos fantasmas. Brizuela tenía que aparecer tras llegar a ese momento con dos puntos. Pero lo hizo tarde. Mucho mérito tuvo el Betis en secarlo hasta el último cuarto, cuando hizo acto de presencia con dos triples tardíos.

Pero trabajó mucho el plantel sevillano para llegar a ese punto. Siempre concentrado. Se jugaba mucho el conjunto verdiblanco y desde el principio fueron todos a una. Todos defendiendo y todos atacando, mirando siempre al compañero mejor colocado. Así sacaron ventaja de inicio de los despistes colegiales bajo el aro para anotar con facilidad y manejar el partido y sacar réditos de las debilidades del contrario. El preparador estudiantil quiso cambiar el signo del choque con la entrada del debutante Douglas (cero puntos con 0/4 en tiros de campo), pero Curro Segura también movió ficha y al poco ya tenía un quinteto totalmente nuevo en pista, con Oliver al mando y Borg en lugar de un Slaughter, acelerado, presa de la presión por anotar.

Conger machaca ante los estudiantiles Dangubic y Ducan Conger machaca ante los estudiantiles Dangubic y Ducan

Conger machaca ante los estudiantiles Dangubic y Ducan / F. Ruso (ACB Photo)

Entre ambos abrieron brecha al final del primer cuarto, con cinco puntos cada una que adobada con otra de un Pablo Almazán, que le imprimió energía al equipo, elevaron la renta hasta los 10 puntos al final del primer cuarto, a pesar de que el acierto de Scrubb impedía que el cuadro madrileño arrojara pronto la toalla. Sin puntos por dentro, los de Aleksandar Dzikic lo fiaban todo al acierto exterior y la cosa tampoco funcionaba.

Ni Slaughter ni Briezuela, máximos anotadores de uno y otro conjunto, habían destapado aún el tarro de las esencias. Ni lo hicieron. Scrubb tiraba del carro visitante y en el Betis era el juego coral lo que predominaba. También se repartían las faltas y en apenas 23 segundos del segundo acto los locales ya acumulaban tres personales en un mismo ataque del rival. Con Niang haciéndose aún más grande por dentro y redoblando esfuerzos atrás y Conger sumando en ataque, el Betis mantenía su ventaja y el estreno de Slaughter en el choque permitió al Coosur firmar un 9-0 de parcial para venirse arriba (40-25) y olvidar que sin defensa nada se puede hacer. Contestaron Dukan y Kadji y el partido se convirtió en un correcalles que en nada le beneficiaba a los verdiblancos, con errores por ambos lados, la lesión de Whittington y unos tiros libres regalados por Brizuela para que Slaughter colocase al descanso el 44-34.

Los triples eran un arma para este Betis, pero no la única. Ya que la blanda defensa colegial permitía a Conger, Pablo Almazán y Borg atacar la canasta y obtener puntos de segunda oportunidades yendo al rebote con deseo.

Mantuvo el tipo en el tercer acto, cuando el camerunés Kadji trató de elevar el nivel físico de los locales, pero Nacho Martín (otro gran partido para él) respondió sin arrugarse a sus intenciones y Oliver entró en ese momento para reconducir las cosas cuando los colegiales amenazaban (49-41) con engancharse al choque. Robo del base en medio campo, se frena en el triple y clava la canasta para colocar el 54-41. Canasta clave, como un ganchito made in Oliver con la zurda ante Scrubb al final del periodo para mantener al contrario a raya (60-49).

No aprovechó el Betis una absurda antideportiva de un Brizuela desconectado para matar s su rival. Fue el mal que lo condenó una semana antes en La Laguna, pero la canasta de Pressey para rebajar la renta local a los nueve puntos (62-53) fue la última en varios minutos. Cuando Kadji anotó de nuevo, su equipo había encajado un parcial de 13-0 con Sipahi aprovechando su zancada para superar a Pressey con facilidad y Whittington imponiendo su calidad por dentro a Arteaga. Con el 75-53 el choque estaba resuelto con menos de seis minutos por delante, aunque el Estudiantes avisó con un 0-8 que ni siquiera sirvió para maquillar el marcador, porque el Coosur siguió cual martillo pilón con su juego ante un inconsistente equipo colegial que bajó los brazos cuando vio el encuentro perdido sin pensar más allá. El Betis, al contrario, apareció con más fuerza cuando la necesidad más apretaba. Aparecieron todos los jugadores. Apareció el entrenador, mando plaza. La unión hizo la fuerza y el Betis despertó espantando a los fantasmas. Pero queda aún trabajo por hacer.

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