La visita del San Pablo Burgos supone un nuevo punto de partida para el Coosur Betis en la pelea por la salvación. Los movimientos anteriores, a pesar de las amplias ventajas ante los dos últimos clasificados, deben quedar aparcados para mirar al futuro más cercano, que pasa por recibir en casa al cuadro castellano-leonés. Un equipo que, para nada, se amedrenta cuando tiene que viajar para disputar sus partidos lejos del Coliseum.

Todos coinciden en que la salvación pasa por lograr el mayor número de triunfos como local e intentar rascar alguno, cuantos más posibles, fuera. Pero, sobre todo, lo primero. Convertir San Pablo en un fortín y regalar victorias a la afición se antoja clave para lograr el objetivo. Y el Burgos supone el primer examen en esta particular contrarreloj por la permanencia, en la que los béticos tienen una importante ventaja con respecto al Fuenlabrada y el Estudiantes, sus inmediatos perseguidores y los equipos que actualmente ocupan los puestos de descenso: el basquet-average ganado a ambos. Y por una amplia renta, además. Pero, lo dicho. Para evitar pasar apuros y que la calculadora se convierta en el compañero de viaje de las últimas jornadas, nada mejor que los triunfos. Cuantos más, mejor. Y el primero, después de ver cortada en Barcelona la dinámica de dos consecutivos, debe llegar este mediodía ante el San Pablo Burgos.

Es el equipo entrenado por Joan Peñarroya un hueso duro, que no se amedrenta como visitante. De hecho, son cinco los truinfos que ha logrado lejos del Coliseum en nueve encuentros disputados, un balance que demuestra cuán peligroso puede llegar a ser el conjunto castellano-leonense cuando se viste de equipo forastero en la presente temporada.

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Importante será, una vez más, la concentración. El equipo burgalés se jugará la clasificación para la siguiente ronda de la Champions League la próxima semana, en un duelo ante el Rasta Vechta alemán, una baza que deben aprovechar los de Curro Segura para meter una marcha más al partido en cuanto los visitantes muestren el más mínimo síntoma de debilidad para intentar romperlo y que la victoria se quede en casa. El reto de los de Peñarroya será estar metidos durante los 40 minutos en esta cita de Sevilla y que la mente no les juegue malas pasadas.

Habrá que apelar a la versión más competitiva del conjunto verdiblanco, que ha demostrado en San Pablo de lo que es capaz. Tanto en un sentido como en otro. Fue capaz de pelear de tú a tú ante todo un Barcelona, al que puso en serios apuros hasta prácticamente el pitido final, e hincó la rodilla de forma catastrófica ante el Unicaja en su última aparición ante su público. Una dualidad que debe quedar en el olvido para lograr el objetivo.

La mala noticia para Curro Segura es que no podrá contar con Jerome Jordan, quien no ha terminado de recuperarse de la rotura en el sóleo que lo dejó fuera la semana pasada de la convocatoria para el duelo en el Palau ante el Barcelona. La baja del pívot jamaicano provocará que Izundu realice, quizás, su último servicio como jugador bético. El interior norteamericano es uno de los señalados para abandonar la disciplina verdiblanca. El otro que se queda fuera de la lista para el partido frente al conjunto burgalés junto a Jordan es Malmanis, quien no ha rascado bola en los últimos partidos.

Sí estará entre los 12 que se vistan de corto la última incorporación verdiblanca, Erick Green, que vivirá su segunda etapa en la Liga Endesa. El escolta californiano es una de las grandes esperanzas del equipo bético para lograr la salvación y tratará de ayudar al equipo con sus puntos, sobre todo, desde fuera.

Y es, precisamente, el tiro exterior una de las grandes batallas en las que se decidirá el partido. Frente a frente estarán dos de los equipos con mejores porcentajes en el lanzamiento de tres puntos. Los béticos son segundos, con un 38,6% de acierto. Los burgaleses, terceros, con un 38,4%.