Coosur Betis-Baxi Manresa | La crónica

La ensalada de Plaza se ha pasado (64-106)

  • El conjunto de Joan Plaza recibe una bofetada de realidad con un repaso del Manresa desde el salto inicial con más actitud y acierto

  • La ilusión despertada tras ganar al Andorra se diluye con dos incontestables derrotas, sin competir, en 48 horas

Thomasson entra a canasta sin oposición ante la atenta mirada de cuatro jugadores béticos

Thomasson entra a canasta sin oposición ante la atenta mirada de cuatro jugadores béticos / F. Santiago (ACB Photo)

Se puede perder claro, pero ya no es la derrota en sí, la vergüenza que pueda sentir el aficionado por semejante repaso o el sopapo de realidad que ha debido de despertar a más de uno de sopetón. Puede que lo peor del repaso que le dio el Manresa de Pedro Martínez al Coosur de Joan Plaza, que ganó por 64-106, fuese el nivel de apatía en la cancha y en el banquillo ante semejante bochorno. Los 17 rebotes ofensivos y 24 asistencias del cuadro catalán hablan de lo bueno de unos y lo peor de los otros, que acabaron sin luchar, abatidos por las 21 pérdidas y la sensación de que luchar por estos colores y escudo no es para ellos. Porque jamás se puede dejar de luchar y cuando se hace el que manda debe impedirlo. Y tampoco lo hizo Joan Plaza, que lo intentó jugando con los dos bases juntos, con Spires y Burjanadze de pívots..., pero no supo imprimirle a los suyos la mínima capacidad competitiva para, al menos, evitar un bochorno que fue a más hasta que el tiempo se agotó. Ojalá esa ensalada que decía el técnico que parecía tener buena pinta no se haya pasado ya.

Aliviados respiraron los aficionados que se quedaron hasta el final por ver acabado semejante esperpento. Pero ni un silbido hubo en San Pablo. Nada de exigencia ni enfado en la grada. Indiferencia. O peor, algún "yo lo sabía" seguro que sonó por un pabellón que sigue estando lejos del 40% de aforo permitido. Una mala y tardía campaña de abonados empieza a pagarse muy pronto.

Porque hubo un atisbo de reacción en el segundo cuarto. Después de unos 10 minutos iniciales para olvidar, el Betis se recompuso, algo al menos, para pasar de un -24 con el 17-41 a un -13 al descanso, con un parcial de 8-0 hasta el 38-51. Había vida. Parecía que el equipo se activaba, pero duró poco el espejismo. Evans, que está a un nivel infame (no es el único), se jugó un triple que podía poner al cuadro verdiblanco a nueve puntos, pero la pedrada casi ni tocó el aro y a partir de ahí el cuadro del Vallés se disparó. En ese momento ya no estaba Marko Todorovic en pista, ya que tras la tercera falta Plaza decidió mandarlo al banquillo para protegerlo. El montenegrino, que debe asentar mejor su cabeza y centrarse más en vez de protestar tanto, era el único que hacía daño en el campo contrario, se fue del parqué con -12 (42-54) y al final del tercer cuarto el partido ya estaba decidido (si no lo estaba al final del primer cuarto) con el 54-76. Seguramente habría sido mejor dejarlo en cancha para que el Betis al menos tuviese una referencia en ataque a la que agarrarse y si acababa eliminado ya se buscarían soluciones de urgencia. Mejor eso que meterlo de nuevo en pista con el partido perdido.

Con -12 Evans falló un triple y Todorovic se fue al banquillo; de ahí al final del tercer cuarto, un -22

El partido bético, excepto en esos minutos antes del descanso, fue todo un despropósito. Desde el salto inicial. Repetir como mantra que el club maneja uno de los peores presupuestos de la categoría no ayuda, sobre todo cuando se ha pagado por liberar a Bertans y han llegado jugadores de calidad como el propio Todorovic, Brown, Carrington o un Evans que está lejos de los números que acreditaba la pasada campaña. Desde luego no es peor equipo que los que tuvo Curro Segura a su disposición.

Burjanadze no se arruga ante Moneke. Burjanadze no se arruga ante Moneke.

Burjanadze no se arruga ante Moneke. / F. Santiago (ACB Photo)

Así, sin la más mínima actitud defensiva, algo que sorprende en un conjunto de Plaza, y con ataques deslavazados, en los que la pelota cambiaba de manos pero siempre muy lejos del aro, el Manresa, muy acertado con tiros cómodos cerca de la canasta puso pronto un 5-15 en el marcador que obligó al técnico a parar el partido, después de sólo dos ataques efectivos en los primeros cinco minutos. La cosa ya pintaba mal. Y pudo ponerse peor cuando Pozas se fue al banquillo tocado por un pisotón de Sylvain Francisco que, curiosamente, acabó con bola para los visitantes. No es excusa, ojo, aunque sí es verdad que el criterio arbitral desquició a los jugadores béticos al inicio. Parece que va a ser una tónica en la temporada.

Pero sería injusto no poner el foco en la horrible actitud de los verdiblancos, que siguieron pasándose la bola sin generar ventajas mientras en el otro lado siempre quedaba un tirador liberado para anotar con una frustrante facilidad para los locales: 14-30 al final del primer cuarto con apenas cinco jugadores béticos anotando y sólo Todorovic logrando más de una canasta.

Para entonces Dani Pérez ya llevaba la mitad de las seis asistencias que había repartido su equipo,que llevaba un 8/9 en tiros de dos puntos. Defensa nula del conjunto hispalense. No empezó mejor el segundo cuarto, ya que con el 17-41 tras encajar 11 puntos en apenas un par de minutos nadie pensaba ya en la remontada. Pero tiró de garra el Betis, con Spires como pívot cerrando los espacios y Brown tirando de galones para sumar en ataque. Bako,que acabó con seis capturas ofensivas, puso el 30-51, pero un gorro del interior sueco a Thomasson y las canastas de Brown alimentaron el sueño de una reacción poniendo el 38-51 al descanso. Había vida, que no era poco para lo que se había visto hasta entonces.Pero fue todo un espejismo.

Ni siqueira tuvieron arrestos los verdiblancos para maquillar el marcador con un 10-30 en los últimos 10 minutos

La reanudación comenzó con una pérdida bética, una cruz en este inicio de curso (como los rebotes ofensivos concedidos), pero en defensa no se daban tantas facilidades al rival. Hasta ese triple errado por Evans y el cambio de Todorovic. Ese -12 (42-54) fue ya lo más cerca que estuvo el Betis de una máquina mejor engrasada que defendía con garra y atacaba con alegría. Lo intentó Plaza con Burjanadze de pívot, con Evans y Pozas en pista a la vez, pero sólo Brown anotaba y la actitud defensiva fue de nuevo de multa en un Betis que entró en los últimos 10 minutos con el partido perdido y ondeando ya la bandera blanca: 54-76. Pero el Manresa olía sangre y no quiso hacer prisioneros. Sima, un pívot limitado (como Agbelese) suplía sus carencias con una gran actitud; Bako dominaba la pelea bajo los tableros, Valtonen sumaba por fuera y Moneke encontraba siempre el camino hacia el aro rival con suma facilidad, con Francisco y Dani Pérez moviendo el equipo a su antojo: entre los dos sumaron 15 asistencias, más que todo el Betis (11).

Sima defiende a Marko Todorovic haciendo una clara falta. Sima defiende a Marko Todorovic haciendo una clara falta.

Sima defiende a Marko Todorovic haciendo una clara falta. / F. Santiago (ACB Photo)

Y quedaba lo peor, un último cuarto entre un equipo profesional y un grupo de jugadores que parecían que pasaban por ahí, con una actitud penosa. De multa. Debe ser el Betis el único equipo de la liga incapaz de maquillar un marcador cuando todo está perdido. En los momentos en los que el orgullo debe salir a relucir para hacer del mal el menos, en el cuadro sevillano todos se escondieron demostrando que no conocen siquiera lo que es el amor propio. Un parcial de 10-30 que reflejó el deseo, ganas y actitud de un equipo, con todo lo que esa palabra significa (y que no es de los mejores de la liga ni siquiera) y la apatía, desgana y falta de compromiso del otro. Parece que la buena ensalada de Plaza caducó tras el triunfo contra el Andorra.

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