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El futuro, en manos ajenas

  • Burgos entrega la documentación y el Gipuzkoa apura sus opciones

Francisco Roca, presidente de la ACB, junto a Fernando Moral en San Pablo.

Francisco Roca, presidente de la ACB, junto a Fernando Moral en San Pablo. / acb photo

Nunca antes el culebrón de los ascensos y los descensos de la ACB se había alargado tanto en el tiempo. El Betis Energía Plus sigue esperando, trabajando en dos planes alternativos sobre los papeles, ya que la incógnita sobre en qué categoría jugará hace que el club haya apostado por no mover ni un dedo antes.

Mañana, 15 de julio, es la fecha límite para que Burgos y Gipuzkoa presenten la documentación necesaria, cuyos requisitos económicos contemplan el pago de 404.021 euros de la primera cuota de los algo más de los 1,6 millones del "valor de participación", a pagar en un cómodo plazo de cuatro años y cuya cantidad será reembolsada en caso de descenso, y los avales de un presupuesto mínimo de dos millones. El cuadro castellanoleonés lo tiene hecho y ya presentó la documentación, mientras que la entidad vasca anda a la búsqueda de un patrocinador que le permita dar el salto.

Pero la ACB nada ha dicho sobre cuándo daría el OK, aunque todo hace pensar que no debería pasar del 20 de julio, fecha de la próxima asamblea en la que debe decidirse el calendario y el sistema de competición, pues la mayoría de clubes se niegan a aceptar la reducción a 16 equipos en 2019 y los de Euroliga no quieren pagar los 500.000 euros a la FEB por renunciar dentro de tres años a un ascenso.

El caso es que, pase lo que pase, otra vez será bien superado el mes de julio cuando el club sevillano se ponga a trabajar con los problemas que conlleva, pues ya ha perdido varias opciones en el mercado pese a pedirles que lo esperaran.

Este culebrón recuerda al de 2015, cuando la ACB sí le echó sin dudar un pulso al Consejo Superior de Deportes (CSD). El Ourense, que había ascendido deportivamente, presentó sus papeles el 15 de junio y el 3 de julio la ACB informó que no había superado la auditoría, manteniendo así a un Fuenlabrada que amenazaba con acudir a los tribunales porque consideraba que el club gallego entregó tarde la documentación. El 11 de agosto de aquel año el CSD le dio parcialmente la razón al Ourense y obligaba, pero a finales del mes la ACB ratificaba la no inclusión de la entidad (Fuenlabrada ya había dido invitado a principios de julio) y su presidente, Francisco Roca, acusaba al CSD de "injerencias en la capacidad de autogobierno" de la Liga.

La solución intermedia fue aceptar el ascenso, a mediados de septiembre, para el curso siguiente, pero el año pasado en 15 de junio el Ourense desistió al no reunir los 2,9 millones que la ACB pedía para su ingreso. Este año, con la sentencia de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia el panorama es bien distinto.

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