Hubo un tiempo en el que el conjunto sevillano de baloncesto, con la entidad financiera de turno como respaldo, sonaba decenas de veces en el mercado veraniego de la ACB como posible destino de jugadores importantes de la liga y de Europa. El Caja siempre estaba en las quinielas de cualquier fichaje de entidad. Había músculo para acometer casi cualquier operación. Ahora, sin embargo, la cosa está más complicada. Recién ascendido de nuevo a la máxima categoría nacional tras su brillante paso por la LEB Oro, el renombrado Coosur Real Betis se está encontrando con un importante problema a la hora de confeccionar su plantilla: el dinero.

La capital hispalense era un destino apetecible sin problemas de cobro (sigue siendo así) y salarios por encima de la media, pero desde hace años los recortes son tan evidentes que el equipo sevillano pasó de pelear en una final continental (la Eurocup de 2011) a descender. Dos veces: en la 2017-18 y en la 2016-17, aunque en esta última no se hizo efectivo.

Este verano el Betis ha preguntado por varios objetivos a los que no ha llegado o perdido ante la competencia de rivales que ofrecían más: Burjanadze, Bellas, Pablo Aguilar...

También preguntó en los últimos días por Corey Fisher, base que acabó la pasada campaña jugando en el Manresa y que pasó la temporada anterior en el Burgos, que mantiene sus derechos en la ACB. Sigue en la agenda, aunque de momento el club no puede permitírselo y espera que pase el tiempo por si las pretensiones de hoy no son las de mañana. Ni las de mañana, las de pasado.