Iberojet Palma-Betis Energía Plus | Crónica

De resaca copera en Palma

  • Un irreconocible Betis, alejado de su identidad, cae ante el Iberojet, que rompe su racha de 18 victorias seguidas

  • Fran Guerra se merendó a los interiores visitantes, completamente superados durante todo el partido

Dani Rodríguez busca el apoyo de un compañero ante la defensa de Álex Hernández.

Dani Rodríguez busca el apoyo de un compañero ante la defensa de Álex Hernández. / RBB

Final de la histórica racha del Betis. 18 victorias consecutivas, un nuevo récord en la LEB Oro, que terminó de forma abrupta en Palma de Mallorca, donde el Iberojet fue completamente superior. Tarde en las ayudas y acribillados desde la línea de tres, el equipo bético saltó al polideportivo Son Moix en cuerpo, pero sin alma. Era evidente que la racha no iba a durar siempre, pero caer por 34 puntos recuerda a palizas de años y que parecían en el cajón del olvido. Sencillamente sonrojante esta tercera derrota del curso.

Tocará hacer borrón y cuenta nueva de cara al próximo sábado, cuando llegará el colista CB Prat a San Pablo. La imagen del equipo en Mallorca dejó mucho que desear desde el primer momento. Fuera completamente del duelo, sin concentración en defensa y errático en los lanzamientos, tampoco las rotaciones propuestas por Curro Segura surtieron efecto. Una derrota que demuestra que todavía falta mucho trabajo por hacer en el camino hacia el ascenso, que será largo. Nada está todavía decidido.

La mejor noticia para los béticos, sin duda, es que el partido terminó. 40 bochornosos minutos en los que Fran Guerra, Gluditis (5/7 en triples) y compañía dejaron al aire las vergüenzas del equipo bético. El pívot solo se merendó a todos los interiores verdiblancos, incapaces de pararlo. Ni Stainbrook, ni Tunde ni Marcius pudieron detener al MVP balear, que aprovechó sus virtudes para hacer un traje a su par. Las ayudas para pararlo, inexistentes. Y, claro, con este panorama, no hizo falta que Félix Alonso, técnico local, forzara con Carles Bivià, que no disputó ningún minuto, ni con Gilbert, que apenas estuvo poco más de seis sobre el parqué. No era necesario. Era el típico partido para, si se pudiera, arrojar la toalla, recoger el tinglado y volver a Sevilla con la cabeza gacha.

El Iberojet Palma hizo un partido prácticamente perfecto. Intensos en defensa y muy acertado en ataque, la buena labor de scouting y la preparación durante dos semanas del duelo se notó. Tomaron la iniciativa en el marcador y siempre estuvieron por delante. Los fallos de Borg y Bropleh en las primeras acciones tintaban de negro el panorama, mientras que Fran Guerra mostraba sus credenciales con los primeros puntos. El 4-4 fue la última vez que el duelo estuvo igualado. Desde ese momento, gracias a un triple de Tomás, los locales metían la directa, encontrando el aro con suma facilidad, hasta llegar a doblar a los béticos en el ecuador del primer acto (18-9). Pidió tiempo muerto Curro Segura y movió el banquillo, buscando la intensidad habitual de Almazán o Tunde. Pero ni el alero ni el pívot lograban parar al cuadro balear, que seguía disparado gracias, entre otras cosas, a la apuesta por cargar el rebote ofensivo y lograr segundas oportunidades y un envidiable acierto desde la línea de triple. Los cuatro anotados en la primera parte dispararon a los locales hasta abrir una considerable brecha al término del primer cuarto (30-17).

La desconexión visitante era evidente, mientras que los locales aprovechaban la ola positiva para seguir abriendo brecha en el marcador. Hacían pupa los cinco puntos seguidos de Quintela (dos canastas de dos y un tiro libre), mientras que los béticos se jugaban algunas mandarinas que ni tocaban aro. Obi lanzó un triple que ni siquiera rozó el metal, Bropleh cometía una pérdida por superar los cinco segundos para poner el balón en juego, Dee estaba desaparecido... Un desastre total. A falta de cuatro minutos para el descanso, el marcador reflejaba un bochornoso 42-21. Una distancia que se amplió gracias a Fran Guerra, que sacaba de zona a su par y le ganaba por piernas, o que aprovechaba para asistir a sus compañeros cuando encontraba una ventaja en la quebrada defensa visitante. Uclés ampliaba la renta desde la línea de tiros libres y al descanso se llegó con un 52-27.

Tampoco el paso por los vestuarios cambió el guion y la principal incógnita del duelo era por cuánto caería el equipo bético. Bropleh, termómetro verdiblanco, inauguraba su marcador particular en este tercer acto, cuando la brecha ya se había ido a la treintena de puntos. El alero norteamericano, con ocho tantos consecutivos, parecía despertar y daba una ligera esperanza al equipo bético. Pero fue un espejismo que apenas duró unos segundos, lo que tardó de nuevo el equipo local en aplicarse en defensa y secar al mejor ataque de la liga, que fue una sombra de otras ocasiones. Gluditis, con dos triples, y Quintela, con otro lanzamiento de larga distancia como respuesta a la zona planteada por los béticos, mantenían a su equipo al frente (70-43).

"No miremos al marcador, vamos a jugar al baloncesto", dijo Curro Segura a sus chicos antes del último cuarto. Pero ni por ésas. Quintela anotaba su quinto triple, Samb fallaba dos lanzamientos, Dee se jugaba alguna mandarina fruto de la desesperación de verse por debajo, tan hundidos, en el marcador. Un parcial de 7-2 cerraba el partido y se ponía fin así a la peor derrota de la temporada, tras caer por 34. Todavía queda mucho trabajo por delante.

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