Betis Energía Plus-Araberri | La crónica

Un fortín para creer

  • El Betis acaba en el último cuarto con la resistencia del Araberri para sumar su segundo triunfo

  • El rebote empieza a ser un problema

Un fortín para creer

Un fortín para creer / Juan Carlos Muñoz

Con mucho trabajo y poca cabeza, por momentos, el Betis Energía Plus se impuso a un combativo Araberri que acabó siendo presa de su juego frenético, porque volar en ataque con ocho jugadores en la rotación se acaba pagando ante un rival que tiene puntos en sus manos, muchos, y que en el momento en el que entiende que todo empieza en la defensa abre brecha con facilidad.

Pero costó sumar la segunda victoria del curso, la segunda en un San Pablo que, a pesar de estar entre amigos, casi en familia en las gradas, parece que será el fortín necesario para aspirar al deseado ascenso.

El equipo verdiblanco que, al menos por nombres, debería dominar el juego, es incapaz de hacerlo por su feble defensa y endeblez en el rebote. Concede mucho, muchísimo en este aspecto y cualquier rival que le das una segunda opción una y otra vez lo aprovecha en alguna ocasión. El Araberri lo hizo de salida. Siete capturas en ataque le permitieron sumar hasta 15 de sus primeros 26 puntos, y no están los de Curro Segura para regalar nada en este inicio de competición.

Y no se trata de centímetros, porque el cuadro sevillano los tiene. Es actitud, deseo y ambición con la que iban siempre dos jugadores visitantes a por el balón. De los primeros 10 minutos una cosa quedó clara: Samb no está ahora mismo más que para dar algún relevo para que otro compañero coja aliento y Stainbrook no domina en la pintura como se presuponía, por lo que el equipo hispalense debe encontrar más soluciones por fuera.

Ahí apareció Dee para reclamar más minutos en pista y no tantas rotaciones. Los buenos, al parqué. Como Robinson, que le metía una marcha más al juego de los de Antonio Herrera (11 puntos en el primer asalto) para que su equipo mandase de inicio por 22-26.

La salida local fue mejor en el segundo cuarto. Al menos la puesta en escena en ataque. Seguía concediendo mucho atrás, pero los interiores del cuadro vitoriano fallaban más y cuando Robinson descansaba en el banquillo Niksha no le daba el mismo ritmo. Un parcial de 13-4 hizo reaccionar a Herrera para que el partido no se rompiera, pero Bropleh con un triple abrió una pequeña brecha (41-32) que costó mucho trabajo lograr.

Pero en vez de serenarse, llevar el control del encuentro y jugar con cabeza, el Betis se contagió de la frenética velocidad de Robinson, que arrancó los aplausos de los pocos cientos de aficionados en las gradas tras robar un balón a Dee casi en la línea de fondo llegando por detrás, correr al otro lado y asistir por la espalda a Okoroh.

Y con 12 rebotes ofensivos concedidos en la primera parte, los mismos que en total capturó el Betis en este periodo, el choque llegó al descanso con 43-38 y la sensación de que los verdiblancos seguían siendo incapaces de dominar, porque del correcalles no sacan ninguna ventaja.

Nada cambió a la vuelta de vestuarios. Nadie fue capaz de reducir una marcha y jugar con cabeza. La primera canasta tras la reanudación, gracias a un rebote ofensivo del Araberri. Seguía la sangría de uno y el festín del otro. Trató de jugar con cierto control Dani Rodríguez, pero un alocado Bropleh contagió al resto hasta que la tercera y absurda personal, tras perder un balón y regalar un 2+1 lo mandó al banquillo. Se mantuvo en el duelo el conjunto vasco en este tercer periodo, pese a que con el 59-50 parecía dar el estirón los béticos.

Pero el ritmo frenético del choque le daba réditos al Araberri. Agarrar el balón y volar a la otra canasta. Tirar cuanto más rápido mejor, aprovechando la lenta transición local.

Eso y el rebote ofensivo le daban a los vitorianos para meter el miedo en el cuerpo al rival. Okoroh puso el 66-60 al inicio del cuarto definitivo de nuevo aprovechando la debilidad al rebote de los sevillanos. Dee contestó con un triple, pero una técnica a Lluís Costa sobre Robinson (saca mucho de su escaso físico), que se las traían tiesas desde el primer cuarto, le dio vida a los visitantes, de nuevo echándole el aliento en el cogote al Betis con un triple de Dedovic (71-66).

Pero a ese ritmo el Araberri no puede sobrevivir jugando sólo con ocho piezas. En cuanto los de Segura se pusieron a defender de verdad, con intensidad, todo cambió y los locales con los triples de Dee y Obi, el juego control de Dani Rodríguez y las ganas (por fin) atrás abrieron brecha con un 17-6 que les permitió respirar. Del 71-66 al 88-72 para ver las cosas de otra forma.

Ahí entregó la cuchara el peleón conjunto de Herrera y el Betis vio claro el triunfo sólo a falta de dos minutos del final. Dos partidos en casa y dos triunfos. El camino está marcado, pero hay que sumar fuera también. Desde la defensa a ser posible, porque permitir 19 rebotes en ataque te mata ante otro rival.

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