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La calidad física, ese lastre

  • El Sevilla no sostiene su presión y sufre luego ante la avalancha suicida

En el fútbol, hablar de "calidad" a secas se circunscribe al plano técnico. ¿Y la calidad física, tan crucial como la primera? Hay terrenos de juego vastos, como el del Camp Nou, en los que la calidad física es fundamental para negar los espacios al enemigo. En Vallecas, la calidad física cambia de registro: decide en los choques, las fricciones, esas segundas jugadas. El espacio corto, en definitiva. Y cuando Paco Jémez ordenó a su Rayo que se fuera arriba con todo, al Sevilla de Unai Emery le faltó cuerpo para sofocar la embestida y cerrar el litigio con algún contragolpe matador.

Defensa

Coke y Figueiras son laterales livianos y que encima no toman buenas decisiones al cerrar sus alas: anticiparse cuando no deben, destapar el perfil que no deben al atacante... El portugués ahormó la segunda parte a voluntad del Rayo. Aquino se fue de él siempre y el Sevilla cedió metros. Por dentro, los centrales sufrieron cuando apareció el corpachón de Manucho, que empezó a ganar balones de espaldas y amenazó con irrumpir por arriba. Lo hizo en una ocasión clara, pero se le fue alta. Si hubiera estado más certero en ese testarazo en el minuto 85, hoy todas las crónicas resaltarían que este Sevilla no está para partidos de pierna dura.

¿Y por delante de la zaga? Krychowiak y Mbia sí imponen su presencia y despliegue. Pero el polaco, dolorido por los golpes, limitado por esa amarilla en el minuto 30 -pudo ver una segunda amarilla poco después por su agarrón a Baptistao- y finalmente lesionado, no pudo ayudar como acostumbra a Mbia cuando Emery tocó a rebato ante la avalancha rayista: Manucho, un ariete, por el medio defensivo Baena (58'); Jozabed, medio, por un central como Ba (60'). A saber: tres defensas, dos medios y cinco atacantes, muy arriba y al acecho de un balón suelto, un barullo o un fallo de algún defensa sevillista. No tuvo capacidad de respuesta el Sevilla para ganar el pulso en el medio, hacerse con la pelota, o al menos contragolpear con peligro para que Beto y su defensa saliera de atrás y respirara. El asedio fue constante. Como las faltas indirectas y los saques de esquina. En el corazón del área, sí defendió el Sevilla con gallardía. Hasta que Manucho la tuvo. Pero la falló.

Ataque

Con calidad física, la eficaz presión sevillista de los primeros 20 minutos se puede sostener más. Pero Reyes, Banega, el propio Bacca y hasta Vitolo quedaron sin aliento demasiado pronto. Mientras tuvieron brío, los robos en la zona de riesgo del Rayo se sucedían. Los defensas locales cayeron presos de los nervios y ahí pescó Bacca, listo y astuto. El pelotazo de Pareja al sitio justo terminó de desnudar al portero Cristian Álvarez y al central Amaya, desacoplado con Ba todo el partido.

Virtudes

Esos primeros 20 minutos de presión y mando. Aun incómodo y a contraestilo, aguantó el asedio.

Talón de aquiles

Físico limitado para estas lides.

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