el derbi sevillano · informe sevilla

¿La cara de local o la de visitante?

  • La gran incógnita en torno al Sevilla es si, al ser derbi, olvidará su pésima versión foránea. La falta de control, un defecto por corregir.

Sólo el Celta, vicecolista de la Liga, ha sumado menos puntos que el Sevilla a domicilio. Fuera de casa se le está yendo la vida al equipo nervionense y Unai Emery tampoco ha conseguido corregir esa sangría. Cuatro empates, en Granada, Vallecas, Cornellà y Getafe, y un lejanísimo triunfo en Riazor conforman el bagaje foráneo de un equipo que está siendo lastrado por su falta de control en los partidos, inclusive los de casa. Pero si en Nervión saca adelante los pleitos por su tozudez y la calidad de sus hombres de arriba, la incógnita es si en Heliópolis se sentirá como en casa o sacará esa pésima versión como visitante. Es la gran duda a resolver hoy.

Emery corrigió el esquema del equipo al llegar, variando el insuficiente 4-1-4-1 de Míchel hacia un 4-2-3-1 en el que en teoría Medel y Kondogbia deben equilibrarlo todo. Pero el desorden táctico de uno y la juventud de otro impiden que el Sevilla maneje los tiempos de los partidos. Y esta evidencia se volvió a poner de manifiesto el lunes ante el Athletic, un equipo que, como el Betis, plantea partidos abiertos y anárquicos. ¿Irá el Sevilla al cuerpo a cuerpo fiado al buen momento de Reyes, Rakitic, Negredo y a esa garantía de fiabilidad que responde por Jesús Navas o preferirá buscar un encuentro cerrado reinventándose?

Sin balón

Emery se ha inventado una defensa nueva con tres laterales y un único central, Fazio, desde la salida de Spahic. Sin embargo, la poca experiencia en Primera de Coke y Alberto Moreno o el hecho de que Fernando Navarro venga actuando de central no lo condicionan tanto como la falta de control. El Sevilla de Emery calca sus partidos a domicilio. Sale con brío, busca con valentía al rival con una presión adelantada e intimida con constantes llegadas. Sin embargo, al ir a la presión como posesos los dos medios centro, deja espacios por delante de la defensa que el rival aprovecha montando contras o agradeciendo errores en la salida del balón, como le ocurrió a Maduro ante el Levante. A priori, el derbi lo hará más reservón.

 

Cin balón

Fuera de casa el Sevilla ha ido a contracorriente muchas veces y ahí se pierde en un manejo horizontal del balón que le quita todo su peligro: pierde profundidad. Sin embargo, siempre crea infinidad de ocasiones por la visión de juego de Rakitic y Reyes, con un último pase letal, o el constante desborde de Jesús Navas. Y Negredo percute por dentro y por fuera.

Lo mejor

Cuenta con el mejor goleador nacional y con varios jugadores que ven espacios donde no los hay. Beto transmite seguridad.

 

Lo peor

La falta de control y la facilidad con que pierde la identidad en cuanto sufre un mazazo o un gol en contra por su juventud.

El prefil

Kondogbia, personalidad y tranco con sólo 20 años. Hace apenas una semana, Andrea Boscola, agente FIFA italiano con conocimiento del mercado europeo, se deshizo en elogios hacia Kondogbia. Los cantos de sirena suenan fuerte desde Inglaterra e Italia y muchos aficionados sevillistas ya temen que sea objeto de un gran traspaso en verano. Nacido en Nemours, Francia, el 15 de febrero de 1993, el internacional sub 21 galo ha irrumpido con una fuerza tremenda en la Liga y se ha hecho imprescindible en el Sevilla de Unai Emery. Le quitó el puesto a Maduro y ahora es difícil pensar en que no ofrezca su tranco y su personalidad ante las necesidades de un equipo que también paga sus pecados de juventud. A sus 20 años recién cumplidos, es todavía un futbolista en formación del que se ha visto obligado a tirar el guipuzcoano ante las carencias endémicas de la medular sevillista. Con un poderío físico envidiable, gracias a su elegante constitución longilínea, Kondogbia tiene un imán en su larga pierna izquierda, con la que rebaña balones imposibles que luego conduce gracias a su tranco y a su capacidad para aguantar las embestidas rivales. Precisamente por su juventud, tiene el defecto de cierto desorden táctico, de querer abarcar más terreno del que puede, lo que ocasiona algunos agujeros en la medular y peligrosas conducciones en la zona de riesgo. Su presencia invita a la emoción y promete una progresión sin techo.

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