Informe técnico

Dos contratiempos como impulsos

  • Volvió a saltar un Sevilla parado y desconectado entre líneas, pero las obligadas entradas de Renato y Rodri por lesión dieron más profundidad · Con uno más, el 'gilifútbol' de toque en corto pudo costar caro.

Bien está lo que bien acaba, y el sevillista que hoy recuerda el partido de su equipo mientras se toma el cafelito, seguro que se muestra menos crítico que cuando padeció el encuentro en directo. Seguro que recuerda más la distribución a placer de Romaric cuando el Almería se entregó, en el último cuarto de encuentro, que las veces que al marfileño le quitaron el balón por detrás por su trote paquidérmico, que fueron más de una y de dos. Es el poder idealizador de las victorias.

Y ayer, en puridad, el Sevilla mereció ganar el triste partido porque remató mucho más que su mortecino rival, pero que nadie olvide que si al cuarto de hora Rubinos Pérez pita la mano de Fernando Navarro en el área -con roja para el lateral-, es muy probable que los blancos hubieran regresado de Almería con sus expectativas europeas bastante más inciertas. Y encima, con dos jugadores titulares, Cáceres y Rakitic, en la enfermería para lo que resta de temporada.

Defensa

La tensión inicial volvió a ser más bien tibia, como en Getafe. Otra vez actuaron de salida dos extremos puros, Diego Capel y Perotti, pero sobre la pizarra, sólo sobre la pizarra, se anunciaba un mayor equilibrio por dentro con la entrada de Romaric como acompañante de Medel y Rakitic. Negredo quedaba como único punta. ¿Y por qué no brilló esa consistencia? Primero, porque es imposible, o casi, que Romaric ayude en la resta por mucho que se proponga perseguir a los contrarios; segundo, porque Rakitic volvió a diluirse entre líneas; y tercero, porque la distancia entre líneas fue enorme y el Almería, casi sin querer, se encontró con pasillos abiertos para lanzar a Crusat en carrera ante Cáceres, quien a veces se tiró al suelo antes de tiempo y facilitó los centros del menudo atacante.

Otra bala, como es Piatti, también olfateó que por allí, sacando a Fazio a zonas más abiertas, podían sacar rédito los almerienses. Suerte que ni Rubinos ni el asistente de la banda de los banquillos vieron la mano de Fernando Navarro.

Cuando el equipo local se quedó con diez, el Sevilla trató de defender con la posesión de la pelota. Dabo entró por Perotti para cubrir el puesto que dejó vacante Cáceres. Pero dos jugadas a balón parado, una resuelta por Javi Varas y otra desaprovechada por Piatti, pudieron salirle carísimas al Sevilla ante un equipo virtualmente en Segunda.

Ataque

Si alguna virtud tuvo ayer el Sevilla, aparte de las ganas y el buen son de Perotti y Diego Capel junto a la cal, fue la de convertir dos serios contratiempos en puntos para tomar impulso: con las entradas obligadas de Renato por Rakitic y de Rodri -ésta menos obligada, ya que el Almería ya jugaba con diez y es de suponer que Manzano arriesgaría más-, los blancos afilaron más su dibujo, fueron más equilibrados y más profundos.

El Sevilla que saltó a la hierba apenas trenzó juego por dentro, con una circulación de balón lentísima y plana. Sólo cuando Capel esprintó o Perotti fintó llegó el peligro. Pero Negredo no tomó buenas decisiones. La capacidad innata de Renato para ponerse de gol lo arregló todo.

Virtudes

Dio el paso adelante cuando se le puso a huevo y lo aprovechó.

Talón de aquiles

Ante un equipo moribundo hay que ir a por todas desde el inicio.

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