Atletismo l Mundial de Berlín

correrá contra el gran

  • El hombre más rápido de la historia tratará de batir en Berlín su asombroso récord para desafiar, de paso, al velocista que escribió una de las gestas más bellas del deporte, Jesse Owens

Los ojos del mundo se posarán a partir de hoy en Berlín con la esperanza de ver al jamaicano Usain Bolt llevar los límites humanos aún más lejos en una nueva fiesta global del atletismo.

La duodécima edición del Mundial arranca con tres finales, pero toda la expectación está centrada en lo que pasará mañana, a las 21:35, cuando el relámpago se mida a su gran rival, el estadounidense Tyson Gay. "Su duelo reescribirá seguro los libros de historia de nuestro deporte", asegura el presidente de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, Lamine Diack.

Pero Bolt no sólo competirá contra Gay. También lo hará contra el mito de los mitos, Jesse Owens, quien más de siete décadas después sigue muy vivo en el corazón de Berlín. Aprovechando la celebración del Mundial en la ciudad, los ciudadanos han renovado su declarada admiración por el atleta negro que se impuso al nazismo.

La exposición Jesse Owens, un héroe del deporte, que se exhibirá en Berlín hasta enero de 2010, es el último homenaje que la capital alemana tributa a su deportista más recordado, el gran triunfador de los Juegos de 1936.

El XII Mundial se disputará en el mismo estadio en el que hace 73 años, el estadounidense Owens sumó oros en 100, 200, 4x100 metros y salto de longitud para asombro de los 100.000 espectadores que llenaban las gradas y disgusto de Adolf Hitler.

Owens tenía 22 años cuando cruzó el Océano Atlántico para participar en los Juegos, un evento que el gobierno alemán había concebido como un gran acto de propaganda del régimen nazi.

Los jerarcas nacionalsocialistas proclamaban la superioridad de los arios sobre el resto de razas y no dudaban en incluir a los negros entre los Untermenschen (los infrahombres). Por eso Owens se convirtió durante aquellos días de principios de agosto de 1936, tres años antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, en un símbolo de la lucha contra el racismo.

La amistad forjada durante la competencia de longitud entre el rubio Luz Long, paradigma de la raza aria, y el negro prodigio de Alabama pasó a formar parte esencial del mito Owens.

Y como en todos los mitos, la línea entre realidad y ficción es difícil de trazar. Cuenta la leyenda que Long, que al final se tuvo que conformar con la plata, ayudó a su rival a superar un mal momento en la prueba, cuando tras dos nulos estaba a un paso de la eliminación. El alemán, aseguran algunas versiones de la historia, le dio varios consejos y colocó incluso una toalla en el lugar donde el norteamericano debía batir.

Sin embargo, Guy Walters, autor del libro Los Juegos de Berlín. Cómo Hitler robó el sueño olímpico, asegura que la historia es "hermosa pero irreal". "Ni un sólo reportero de la época vio a Owens y a Long conversando antes del salto. Nadie vio a Long poner su toalla", aseguró el escritor. "Ni siquiera Long podía recordar esa conversación".

El alemán murió en julio de 1943 durante la invasión aliada de Sicilia, pero Owens, que abandonó el estadio aquel día agarrado del brazo de su rival, mantuvo una intensa relación epistolar con el hijo de Long, Karl, a quien conoció junto a su madre en una visita posterior a Berlín. Los descendientes de ambos deportistas -el hijo de Long y la nieta de Owens- fueron invitados por la IAAF para entregar las medallas del concurso de longitud el 22 de agosto en Berlín.

"El Mundial nos da una oportunidad única de honrar el vínculo de amistad internacional formado por el señor Owens y el señor Long", dijo el presidente de la IAAF, Lamine Diack.

Víctima del segregacionismo en Estados Unidos, Owens no se sintió siempre bien tratado por su propio país. Sin embargo, con el paso de los años, la magnitud de su hazaña terminó siendo reconocida. En Berlín, el equipo norteamericano lucirá trajes conmemorativos con las iniciales de Owens.

"Pocos atletas significan más en nuestra herencia deportiva internacional que el señor Owens", dijo el presidente de la Federación Estadounidense de Atletismo (USTAF), Doug Logan. Pocos significan tanto también para Berlín.

¿Se hará Bolt otro hueco en el corazón de los berlineses? La carrera durará menos de diez segundos, pero el impacto puede ser brutal. La IAAF vendió los derechos de televisión del evento a los 213 países que tiene como miembros; miles de millones de personas lo verán.

Pero eso parece preocuparle poco al siempre sonriente Bolt, la estrella más cool del panorama atlético. "Sólo quiero correr, no puedo esperar a estar en la pista", lanza impaciente. Nadie sabe dónde está su tope, pero su técnico, Glen Mills, cree que su pupilo puede correr en 9,54 segundos.

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