Deportes

La crisis se zanja en equipo

  • El baloncesto, el balonmano y el waterpolo viven un feliz debut para España, mientras que el fútbol deja un hondo reguero de decepción

La marca España se fragua en equipo. En Londres, donde han emigrado en los últimos años miles de jóvenes españoles por vislumbrar un porvenir yermo, negro, descorazonador, los éxitos llegan haciendo piña, todos a una. Por mucho que a los políticos ibéricos se les insista en el tema, erre que erre, tú por aquí y yo por allí, a tortazo limpio. Así no se zanjan las crisis, señores. ¿O no les provoca una honda envidia cómo se entienden vascos, catalanes, andaluces, madrileños, extremeños y castellanos, de la vieja y de la nueva, en el deporte?

Después de la ejemplarizante proclama político-económica que caerá en saco roto, faltaría más, en la élite del deporte colectivo mundial casi aparece la palabra España. Orgullo de país sin discordias. No se le escapa a nadie que esto acaba de empezar, pero mucho mejor si es ganando. A los chicos les fue de miedo, vaya: waterpolo, voley playa, balonmano y baloncesto. Uno de uno, sin sustos ni sobresaltos. Triunfo y hoy a entrenar y descansar en la villa olímpica sin la presión que da meter la pata a las primeras de cambio.

Con el fútbol sí hubo sobrecogimiento, qué se le va a hacer. El topetazo contra Japón trajo una nerviosera que se extendió con el tempranero gol de Honduras. Milla se debatía entre enviar sus pleglarias a santa Marta, onomástica del 29 de julio, y san Mata, su hombre champions que casi asesina al colegiado por comerse dos penaltis como catedrales. Como un templo fue la decepción de los herederos de la doble campeona continental y triunfadora en el último Mundial. ¡Eliminados! No jugaron como equipo ni el primer ni el segundo partido, queriendo solucionar el entuerto a última hora, topándose con los postes y con el inepto colegiado.

El repaso a las alegrías corales de la segunda jornada olímpica se abre con el waterpolo, intercalado con los estrenos brillantes de Herrera-Gavira y Fernández-Baquerizo, unos haciendo besar la lona de arena a la pareja checa y las otras, bajo la lluvia londinense en una disciplina tan asociada al sol, remontando frente a las holandesas, campeonas de Europa. Los waterpolistas -pronúnciese como v y no w- de Rafa Aguilar zanjaban el compromiso inicial con la cenicienta del grupo, Kazajistán, aunque en los Juegos muchos David tumban a Goliat, hay menos rivales pequeños que habitualmente. La selección agradeció contra los ex soviéticos que el bromista Iván Pérez dejara la peluca rosa en su dormitorio.

Entretanto, el judo, dejando a un lado durante unas horas el juego en equipo, llamaba la atención a la hora del vermú. A Ana Carrascosa le dio la mañana la luxemburguesa Muller. Esa opción de medalla quedó hecha trizas. Aun así, el tatami seguía teniendo interés. Un vitoriano llamado Sugoi, nombre mitad vasco, mitad japonés -en euskera, deidad precristiana simbolizada en un dragón o una serpiente; en nipón es una palabra que significa asombroso, majestuoso-, y apellidado Uriarte tuvo fe y pasó de ronda para plantarse en las semifinales de menos de 66 kilos. Un húngaro lo sacó de la final y un surcoreano lo dejó pasmado al birlarle un bronce que el alavés consideraba que debía ser la primera medalla para España en estos Juegos. Lágrimas.

Esta cita olímpica con la tecnología tan presente permite tener un ojo en el balonmano y el otro en el baloncesto. Con media hora entre uno y otro, hubo quienes se engancharon al equipo de Rivera y no lo soltaron y también otros cambiaron para comprobar que no había peligro de chinazo para los chavales de Scariolo. España, en una segunda parte excelente y sin Sterbik -se ha convertido en costumbre que se lesione el portero antes o durante los partidos internacionales-, se merendó a los serbios, subcampeones continentales este año en su país, derrocados por Dinamarca. Un rato más tarde, la selección de baloncesto tenía encarrilado su debut olímpico tras anotar más de una cincuentena de puntos a China al descanso y mantener el tono en la segunda parte. Pau Gasol está como un búfalo buscando con ahínco el podio y, como se descuide Estados Unidos, el oro. Escoltado por Ibaka, con su hermano en vías de recuperación y el renqueante Navarro logrando 14 puntos, esto huele bien. Aunque se hace camino al andar, ojo también.

En el duelo anterior hizo su presentación Estados Unidos, una docena de estrellas -Anthony Davis ya lo es también- más pendiente de replicar a los jugadores legendarios del Dream Team del 92 que en pensar en lo que tienen por delante. Sacaron pecho los yanquis ante uno de los aspirantes a medalla, una Francia plagada de baloncestistas de la NBA. Un cuarto aguantaron los galos. Durant y Love lideraron la paliza.

El piragüismo patrio tuvo un gran domingo. A la espera de que hoy compita Maialen Chourraut en K1 eslalon, dos paisanos, el irunés Ander Elosegi y el vascofrancés de Tarbes Samuel Hernanz, resolvieron de maravilla la papeleta en C1 y K1, respectivamente, del eslalon para pelear en las semifinales por conquistar el sueño del podio.

Otro que va a lo suyo es Juanito, chino de origen -por cierto, se queda uno de piedra cuando comprueba los jugadores de tenis de mesa de ese país nacionalizados que compiten bajo otra bandera- y con 50 tacos en lo alto: He Zhi Wen. Tiene mérito que con medio siglo logre recomponerse y remontar tres sets en contra para batir al polaco Wang Zengyi. Más sencillo lo tuvo Shen Yanfei contra la francesa Li Xue. En la mesa se habla algún dialecto del mandarín, no cabe duda.

Para los amantes de los datos, ayer desempataron Hungría y España en medallas de oro totales en los Juegos Olímpicos, con la salvedad de que los magiares sumaron ayer su trigesimoquinta presea dorada en esgrima en las 30 ediciones, mientras que los hispanos han acaudalado 34 contando todas las disciplinas desde siempre. En este deporte inventado por un español... Italia lleva 46 oros olímpicos y Francia, 41. No (nos) ha salido rentable el invento.

La historia premió a Marianne Vos, ciclista holandesa que coleccionaba éxitos en pista y contrarreloj, pero que en ruta era la Poulidor oranje con cinco subcampeonatos mundiales consecutivos. Mutó Vos en Anquetil y venció en Buckingham, donde Gran Bretaña entera se tiró de los pelos en la prueba masculina y en cambio ayer festejó la primera medalla de los anfitriones, precisamente la que perdió el sprint, Elizabeth Armitstead. Un alivio tras más de 24 horas con cero podios.

El agua fastidió el tenis, salvo a los que jugaban en la central. Djokovic, Murray, Ferrer y Tsonga, póquer de favoritos, contaron con el privilegio de competir bajo techo y no sufrir ningún susto. Tampoco Sharapova en las chicas.

Más agua. En la piscina olímpica, bocas abiertas ante varias gestas, mientras Wildeboer se apeaba del tren a la final de 100 espalda. En la final de braza del hectómetro, no nadó, corrió el sudafricano Cameron van der Burgh para rebajar el récord mundial del estadounidense Brenton Rickard en 12 centésimas (58,46). Icono olímpico, la natación dio otros dos alegrones a los espectadores: la estadounidense Dana Vollmer hizo sonar The Star Spangled Banner, himno de su país, al pulverizar el récord de 100 mariposa (55.98).

Sus compatriotas del relevo 4x100 no lo cantaron en el podio. La Marsellesa sonó en los altavoces de la pileta londinense después de una remontada en la última posta espectacular del francés Yannick Agnel ante el yanqui Ryan Lochte, héroe el sábado en su duelo ante Michael Phelps y villano por la venganza que los galos disfrutaron cuatro años después de la final de Pekín. Lochte y Phelps, unidos en la derrota...

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios