Sentimientos similares, por la sensación del deber cumplido, son los mostrados por las regatistas sevillanas Marina Alabau y Blanca Manchón una vez pasado el Mundial de la clase RS:X de Tapakuna (Nueva Zelanda), en el que la primera, que se colgó el bronce, certificó a costa de su compañera la clasificación para Pekín en la modalidad olímpica del windsurf. Mientras, la menor de la saga Manchón, quinta, se reinsertó de nuevo en la élite internacional de la disciplina tras un año de lesiones y dudas.

Alabau, líder del ranking mundial desde hace un año, no duda en hacer la mejor evaluación posible tras su participación en la cita neozelandesa, en la que secundó en el podio a la italiana Sensini y a la local Kendall. "Este tercer puesto ha sido de lo mejor que me ha pasado en mi vida, y nada mejor que compartirlo con Alexandra y Barbara, los dos windsurfistas más grandes de la historia", señala antes de mirar al horizonte con ambición. "Esto me da fuerzas para entrenarme duro con el objetivo de conseguir una medalla en Pekín", asegura. "Tras varios años de dedicación y sacrificio, consigo uno de mis sueños: participar en unos Juegos Olímpicos", confiesa Marina.

Paralelamente, Blanca Manchón irradia optimismo y da muestras de su deportividad al comprobar que su reingreso en la élite internacional es una realidad, dejando a un lado la no asistencia a Pekín y su rivalidad con Marina. "Estoy feliz con el resultado (quinto puesto), porque ha sido una competición de vientos medios, y el mínimo fallo se paga caro. Me salieron las cosas mal los últimos dos días de finales, pero estoy entre las cinco primeras del mundo con mis condiciones más desfavorables, y eso está muy bien, he vuelto" señala la sevillana.