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La derrota del despropósito

  • Desatino Los errores de uno y otro propiciaron que se llegara a una prórroga Resolución Un 7-0 para el Granada en el tiempo extra resolvió un partido en el que ganó el menos malo

El Granada-Cajasol parece ser sinónimo de final de infarto. La historia en este enfrentamiento volvió a ser cíclica, y el derbi se resolvió en una prórroga en la que los errores, al contrario que en los 40 minutos anteriores, fueron decisivos. Ahí, los fallos cajistas condenaron al equipo de Magnano, que nunca tomó la delantera en el tiempo extra y que no supo leer el partido en el momento más decisivo. El acierto que llevó a los sevillanos a empatar en el último cuarto se fue como llegó, de improvisto, y el Granada, sin Borchardt ni Gutiérrez en la cancha, cambió el signo de esa historia cíclica para lograr una victoria que ninguno mereció, en un encuentro en el que sólo los deméritos de ambos pusieron emoción.

Y es que fue un partido de vaivenes, de esos raros, que lo mismo está perdido en el minuto 15 que lo tienes a una canasta a falta de un minuto, pero en estos finales a cara o cruz el cuadro cajista no está teniendo suerte en esta campaña. Bien es cierto que, excepto en el primer cuarto, el conjunto hispalense siempre fue a remolque en el marcador, pero un arreón final con Miso como protagonista dio a los cajistas una segunda oportunidad que no supo aprovechar cuando peor estaba el rival. Al final, otra derrota, la novena, que deja al Caja en una situación muy difícil, sobre todo con lo que ahora tiene por delante: Tau, Pamesa, Real Madrid, Unicaja y Akasvayu. Casi nada.

La igualdad marcó un primer cuarto en el que el Caja, sin ser mejor que su rival, sí que mostró cualidades suficientes para sacar algo positivo de su visita a tierras nazaríes: una buena defensa sobre Borchardt y acierto en ataque. El camino era el adecuado, pero los sevillanos no tuvieron la continuidad suficiente en su juego y en el segundo parcial encajaron un 23-12 que casi parecía sentenciar el duelo. Un mal sintomático que persigue a este Cajasol y no le permite despegar en el campeonato. Una vez más, de nuevo a domicilio, el equipo mostró su peor cara ante un rival más competitivo que sí que encontró soluciones alternativas a Borchardt. Al contrario que los locales, la falta de un líder se notó excesivamente en el conjunto sevillano, incapaz de reaccionar cuando el técnico argentino realizó los primeros cambios.

Las rotaciones son un lastre excesivamente pesado para un equipo que nota demasiado los cambios necesarios para dar descanso a los teóricos titulares. Eso, al menos, es uno de los aspectos que evidenció el derbi, al igual que el cuadro cajista necesita un cuatro para que se faje en la pintura y abra los espacios necesarios para el resto de jugadores. Magnano dio descanso a Betts y Kakiouzis en el segundo cuarto. De Miguel (tres faltas en apenas tres minutos) y Bueno parecían no poder con Borchardt y Juampi Gutiérrez bajo el aro, y el Caja se nubló. Perdió el sitio en defensa y comenzó a ceder demasiados rebotes ofensivos, mientras que perdió las referencias en ataque.

Si a esto se une la aportación de un Pecile con la muñeca caliente, no es difícil comprender que al descanso los hispalenses llegaran 10 abajo, con una sensación de no poder dar más de sí. Pero a vuelta de vestuarios los locales perdonaron a un rival sin ideas, y con 15 arriba (55-40), dudaron en dar un paso adelante para intentar controlar el choque dando la oportunidad a los sevillanos de meterse en el encuentro. Únicamente con aprovechar los regalos de los de Valdeolmillos, y con Miso de estrella en el último cuarto, el Caja llegó con opciones al final, cuando 10 minutos antes estaba más cerca de la derrota. El Cajasol, otra vez con el cinco titular en la cancha -no podía ser de otra forma- se metió el partido y Miso empató a 70 con una posesión de margen para los granadinos. Pecile, el mejor de los locales, se jugó el aclarado y el balón rebotó en el aro. Esta vez no hubo churro al estilo Gomis, y se jugarían cinco minutos más de un mal partido.

El Caja tuvo una segunda oportunidad con la prórroga, pero las cosas no fueron bien en la prolongación. Siempre a remolque en el marcador, los nervios y la responsabilidad pesaron. Miles y Ellis fallaron dos posesiones cruciales y Page y Pecile resolvieron con un parcial de 7-0 definitivo para permitir a los granadinos soñar con la Copa y dejar a los sevillanos, otra vez, con un ojo mirando a un pozo, el de la clasificación, cuyo fondo se vez cada vez más cerca.

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