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Un desafío divertido

  • Concentración El Cajasol busca el partido perfecto contra el mejor equipo de Europa y que su defensa deleite para dar la gran campanada Reto El marcador no puede superar los 80 puntos en ningún caso

En el sorteo de la Copa del Rey, el 11 de enero, Chichi Creus, leyenda del baloncesto y gestor de la sección en el Barcelona, frunció el ceño. No deja de ser un halago para el Cajasol que a alguien como él se le cambiara la cara, le desagradara el emparejamiento de los cuartos de la Copa del Rey que está noche medirá al mejor equipo de Europa, con los números en la mano, con un aspirante a incrustarse con los ocho mejores de la ACB de manera permanente. El rostro del ex base lo decía todo.

Llegó la hora de la verdad, el momento en el que la serenidad y la concentración son dos de los principales argumentos para derribar al contrario. El Cajasol, que viene de puntillas al Bizkaia Arena, pretende disfrutar. Aunque suene a milonga de los entrenadores, no hay mejor manera de motivar a la plantilla que convencerla de que éste es un desafío divertido: reto por la posibilidad de mandar a casa al gran favorito y entretenido por el método inculcado por Joan Plaza, por la filosofía de no tomarse nada a la tremenda, dejarse la piel en la cancha, defender como lo ha hecho en estas 22 jornadas y, luego, contar con la opción de vencer a la apisonadora azulgrana o caer con las botas puestas. Ergo, competir.

La sonrisa no debe desaparecer de los jugadores cajistas, la mayoría de ellos inéditos en estas lides coperas, y el cuerpo técnico ha dedicado lo que va de semana a trabajar bajo el mismo enfoque que si el rival fuera el CB Murcia o el Valladolid. Mucha normalidad es el mensaje lanzado por Plaza, Tabak y Ocampo.

Más vale tomarse la contienda con un punto ameno, placentero, sin olvidar en ningún momento que la hazaña, si se lograra, sería de suma consideración. Hay algunos que ya comparan la plantilla que maneja Plaza con aquella que alcanzó la final en Valencia 99, dejando en la cuneta al anfitrión de primeras, luego precisamente al Barcelona y cayendo en la final con el Tau: un equipo defensivamente durísimo, sin un talento extraordinario, con una magnífica química y con los roles muy definidos. Acaso aquel roster tuviera algo más de calidad con Turner y Scott en sus filas, sin desmerecer por supuesto a los actuales Calloway y Savanovic.

La cuestión es que se enfrentan 12 jugadores contra otra docena de competidores, por mucho que en un lado la plantilla esté plagada de internacionales y que Trias, mejor jugador de la Copa en 2007, sea el jugador número 12 de los barcelonistas, mientras que en el bando opuesto estén espartanos del trabajo atrás, con dos chavales en nómina, que quieren desbaratar el silogismo de que un equipo potente siempre gana a un conjunto de menos calidad.

En la parcela táctica, Joan Plaza lleva unos días ensayando una sorpresa que pille de sopetón a los chicos de Xavi Pascual. Ni a los más íntimos se lo ha desvelado y habrá que esperar a esta noche para ver si resulta el invento. No hay que descartar que esté relacionada con Kirksay, un jugador tan versátil que puede moverse entre las posiciones de base y ala-pívot sin inmutarse, aunque puede que el truco vaya por otros derroteros, quizás defensivos.

Minimizar el colosal juego azulgrana pasa por la colectividad, sin duda. La batería de artilleros que dispone Pascual hace que cuando se intenta la desactivación de una o dos piezas, salte un resorte con otras dos. Empezando por la pintura, a Triguero y Savanovic, presumiblemente los interiores que más jueguen, les toca lidiar con unos pívots con muchísima movilidad, salvo Ndong. Vázquez, Lorbek y Morris pueden lanzar de fuera o moverse con maestría a dos metros del aro. Plaza debe encontrar la fórmula para reducir el potencial por dentro, incluido un Mickeal que lo mismo le da ir de fuera a dentro que recibir de espaldas. Kirksay volverá a ser decisivo en el rebote, en las ayudas y en incordiar a los talentosos interiores.

Por fuera, el Barcelona cuenta con el mejor repertorio de bases y escoltas del continente. La pareja que forman Ricky y Navarro es infalible si tienen la noche de cara. El joven del Masnou vuela a canasta para generar ventajas al dejar atrás a su par, ya sea para encestar o doblar, y ha mejorado en el tiro. Mejor aún lo hace el escolta. Calloway tiene que parar el partido a más no poder y Satoransky mantenerse calmado. Sada, Lakovic, Basile y Grimau no necesitan presentación. Pero esto es un juego y a jugar duro y divirtiéndose es complicado ganarle a este Cajasol.

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