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El día en que Butragueño fue sevillista

  • El equipo de Nervión, en un grupo asequible con Rangers, Stuttgart y el Unirea rumano · El Barcelona debe tener cuidado ante el Inter, el Dinamo de Kiev y el Rubin Kazan, campeón ruso

Emilio Butragueño, por un día, fue sevillista. El ex delantero del Real Madrid, nombrado por la UEFA Embajador Especial de esta Champions por el hecho de que el Bernabéu albergará la final, fue el encargado de extraer las bolas con las letras de los grupos. Él fue quien, una vez Van der Sar, Terry, Xavi y Messi sacaban las bolas con los nombres de los equipos, enviaba a éstos a cada uno de los ocho grupos. Y el bueno del Buitre envió al Glasgow Rangers, el Stuttgart y el Unirea Urziceni al Grupo G, el del Sevilla.

Los escoceses eran uno de los rivales más flojos del bombo 2, y el desconocido campeón rumano, también uno de los más apetecibles del 4. El Stuttgart no era el más cómodo del bombo 3, pero peor hubiera sido para los sevillistas el Girondins de Burdeos, campeón galo, o uno de los más capacitados para discutirle su hegemonía en Francia, el Olympique de Marsella. La satisfacción era lógica en el seno del club de Nervión, que es el favorito a acabar primero en su grupo.

Además, el calendario también fue propicio para los sevillistas: abren con el Unirea en Nervión, afrontan luego una doble salida a Glasgow y Stuttgart, pero en la segunda vuelta, la decisiva, reciben a los alemanes y los escoceses -cierra con el Rangers- y su único viaje es a Bucarest, al campo del Steaua, ya que el Unirea no puede jugar Champions en su feudo.

Al margen del Grupo G, la Liga de Campeones 2009-2010 tomó cuerpo con un gran titular: el Barcelona iniciará la defensa de su título continental en un grupo plagado de trampas. No hubo ni rastro de la tópica suerte de los campeones en el sorteo celebrado en Mónaco, y el equipo azulgrana se vio emparejado con el Inter, acaso el equipo más fuerte del bombo 2 -el Real Madrid, como español, no le podía caer-, más el siempre peligroso Dinamo de Kiev y un desconocido del 4 que elevaba el nivel del grupo al que iría destinado, el Rubin Kazan. ¿Quién es el Rubin Kazan? Pues el campeón de la liga rusa y actual líder del campeonato, un club con dinero y ambición que quiere hacerse un hueco entre la nobleza europea.

El Barcelona, lógicamente, es el favorito para acabar primero de grupo. Pero tendrá que emplearse más a fondo que el año pasado a estas alturas de la competición, cuando se vio encuadrado con Sporting de Portugal, Shakhtar Donetsk y Basilea. Nada que ver. Además, el Barça cierra en Kiev el 12 de diciembre. Habrá competencia... y una elevada dosis de morbo con el enfrentamiento de Eto'o e Ibrahimovic con sus ex equipos.

Tampoco tuvo suerte el Atlético de Madrid, pero eso era más previsible, ya que la bola de los colchoneros estaba en el bombo 3. No tuvo fortuna con el cabeza de serie que le tocó, el temible Chelsea, ni con el rival del bombo 2, ese Oporto que tan malas vibraciones le trae al ser su verdugo en los pasados octavos de final. El Apoel puede ser juez del grupo si alguno se deja puntos en la incómoda visita a la isla mediterránea.

Había mucha expectación en el Foro Grimaldi por ver el destino de la bola más envenenada, la del Real Madrid. A pesar de ser uno de los dos principales favoritos al título para casi todas las casas de apuestas -la final es en el Bernabéu-, figuraba en el bombo 2 por sus desaplicaciones en las últimas ediciones del torneo. Y el coloso blanco no salió mal parado: eludió a los ingleses y luchará por el primer puesto de su grupo con un Milan venido a menos. El reforzado Olympique de Marsella levantará la mano y reivindicará sus opciones, pero éstas parecen pasar más por la debilidad de los rossoneri que por las posibles dudas del Real Madrid. El Zúrich, que cierra el grupo, debe tomarse cada uno de sus seis partidos como una fiesta y punto.

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