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Las doce, un horario muy cristiano

  • El rodillo del Madrid brilla más al sol de mediodía, un experimento que su afición abrazó de buen grado · El Barça de Pep, que a punto estuvo de naufragar bajo la lluvia de Bilbao, nunca estuvo a 3 puntos del bloque de Mou

Ahora que el sol se agradece, el Real Madrid aparece en el experimental horario de mediodía, ese que amenaza con llevarse por delante buena parte de los partidos de fútbol modesto que se esparcen por la geografía española. Y como pasa siempre en este país, la noticia no fue noticia hasta que afectó a uno de los dos colosos. Con treintaitantos grados a la sombra ya jugaron otros. Pero siempre había sido alguno de los 18 parias que completan la Liga del Real Madrid y del Barça.

El pasado domingo, tras el partido, los informativos martillearon con los reportajes de ambiente en las pobladas gradas del Santiago Bernabéu, que se quedó pequeño por la demanda de entradas ante un horario que dejaba por delante casi toda la jornada festiva. Casi todos los aficionados celebraban el experimento, que esperaban repetir las veces que hiciera falta: el invierno castellano es crudo y mejor huir de las noches de perros.

una media de 3,5 goles

Claro que después de celebrar siete goles, con nuevo hat trick de Cristiano Ronaldo incluido, todo es más llevadero. Flota en el ambiente que esta temporada, el Real Madrid está en disposición de plantar aún más batalla al campeón en pos de la hegemonía nacional. Y es que 39 goles en 11 jornadas es una barbaridad. Arroja una media, irresistible, de 3,54 tantos por partido. Sólo otro equipo tan lujoso como el del Bernabéu, el Manchester City, arroja una media de goles tan imponente. Los ingleses han anotado los mismos goles en las mismas jornadas. No parece casual.

Si los blancos marcan al menos un gol, ganan. Sólo se quedaron sin hacerlo en aquella doble salida tan comentada ante Levante (1-0) y Racing (0-0), pero si ven puerta... tres puntos al zurrón.

Y cuando marcan, suelen golear: a excepción del 0-1 en Anoeta de hace dos jornadas, en todas sus victorias los merengues han acabado con al menos tres tantos marcados. Le han hecho siete a Osasuna, seis a Rayo y Zaragoza, cuatro a Getafe, Betis, Espanyol y Málaga, y tres al Villarreal.

El único que le pone un pero a este rodillo implacable es su gran muñidor, al que parece que le va en el sueldo criticar y fruncir el ceño. Mientras la afición, camino de tomarse unas cañas, se solazaba del espectáculo que vio, Mourinho se quejaba en la sala de prensa con amargura del descuido que originó el golito de Ibrahima, que supuso un empate muy provisional. De paso, el portugués se permitió soltar una andanada a la hinchada blanca por su frialdad durante el partido, como si su equipo hubiera echado en falta el ardor de la grada para la goleada. Mou ha creado un personaje y es incapaz de disociarse de él. Igual es porque ve que ese látigo es el que ha llevado a una situación nunca antes vista en los últimos tres años: el Real Madrid, con tres puntos de ventaja sobre el mejor equipo que vieron los ojos de muchos, el Barcelona de Guardiola.

benzema o higuaín

Fútbol poderoso y sin concesiones el del Madrid, en el que Benzema e Higuaín asimilan el carrusel de ser titular o suplente con goles y más goles, en el que Sergio Ramos ejerce de lo que es, un enorme central, y en el que Xabi Alonso lleva su diapasón de oro.

Ahora le toca replicar al Barcelona, que ya se ha dejado escapar seis puntos fuera de casa por tres empates a dos, y cuyas victorias a domicilio llegaron con un escuálido 0-1 en Gijón y otro gris 0-1 en Granada.

No termina de carburar el campeón a domicilio. El domingo tuvo el atenuante del fortísimo aguacero que soportó en San Mamés, que dificultó mucho su fútbol de toque y combinación, pero este Athletic dista mucho de concebir el fútbol bajo el patrón de la patada a seguir y el rechace. El emergente equipo que modela el concienzudo de Marcelo Bielsa le plantó cara echando la pelota al suelo mientras los charcos lo permitieron. Villa, muy serio, lo comprobó desde el banquillo los primeros 70 minutos de partido. El escenario que se plantea es nuevo para Guardiola. El rodillo madridista es cada vez más pesado.

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