El ejemplo de las directivas de Sevilla y Betis continúa cundiendo para bien en la cordialidad del derbi sevillano. Miguel Guillén y José María del Nido, presidentes respectivamente de Betis y Sevilla, encabezaron un almuerzo previo al encuentro que tuvo como mediador al alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, aunque más que de mediador ejerció de testigo de las magníficas relaciones entre ambos clubes. Y ese buen ambiente previó se trasladó después al estadio, donde convivieron béticos y sevillistas sin que hubiera ningún hecho destacado de importancia que emborronase la fiesta del fútbol sevillano.

Eso sucedió en el restaurante El Pesquero. En otro punto de la ciudad, en la Peña Bética Puerta de la Carne se produjo otro encuentro fraternal. Integrantes de las federaciones de peñas verdiblancas y blanquirrojas se dieron cita en Santa María la Blanca para realizar otra comida de hermandad previa al derbi, un almuerzo ya habitual que viene a ratificar que lo que siembran los presidentes y directivos tiene su traslado a los aficionados.

El ambiente festivo fue la nota destacada durante toda la jornada, aunque al final el sabor de victoria, a medias, quedó para el Betis. Rafael Gordillo, presidente de la Fundación Real Betis, expresó el vaivén de un partido que no dejará indiferente a nadie. Ante las cámaras de Cuatro, Gordillo también terció por la diplomacia y no quiso entrar en la polémica del penalti ni de la expulsión de Medel: "No lo he visto, lo tendría que ver. Son cosas que pasan en el fútbol. Cuando vas 0-3 y hay penaltis y eso, es normal que se proteste, habrá que verlo". El ex internacional, aun reconociendo que el Sevilla "se adueñó del partido", se felicitó por el empate: "Es como si fuera una victoria. Tenemos 48 puntos, nuestro objetivo ya está cumplido hace tiempo y tenemos esperanza de meternos en Europa", dijo para concluir una jornada de magníficas y excelentes relaciones, como reconocieron ambos clubes.