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De estrellas y agujeros negros

  • La gran vuelta de Jesús Navas, sin duda un refuerzo de lujo este invierno, contrasta con las carencias de un equipo en el que ningún fichaje del verano ha cuajado plenamente

El aficionado sevillista abandonó el pasado domingo su estadio entre la alegría por la vuelta de Jesús Navas, el gran referente de la plantilla, y la angustia por las decepcionantes prestaciones del equipo una vez más, un tema que palpita ahora que se ha reabierto el mercado invernal. Persistieron los problemas de los blancos para dominar y mandar en Nervión. Sólo en el arreón del primer cuarto de hora el Sevilla de Manzano ejerció de lo que se le supone, de aspirante a la tercera plaza de la Liga. Y si lo hizo, fue por la eclosión, tan esperada, de Jesús Navas por la derecha. Él y Kanoute sacaron del apuro al tembloroso equipo de Manzano. La aportación de ambos ante un mermadísimo Osasuna contrastó con la zozobra colectiva. Si el Sevilla salió indemne, fue por la conexión del extremo palaciego con el gigante franco-malí, tantas veces efectiva.

Pocos tienen tanta influencia en el juego del grupo como el campeón del mundo, que la pasada Liga acabó como el segundo mejor asistente (10 pases de gol, sólo por detrás de un tal Daniel Alves) y que en su vuelta ya tiró de repertorio para servir a Kanoute el gol de la victoria. Navas, que cumplirá en San Sebastián su partido número 200 con el Sevilla en Liga, se lesionó ante el París Saint Germain el 16 de septiembre, en el inicio de la liguilla de la Liga Europa, tuvo una reaparición fugaz en Dortmund, el 30 de septiembre, y hasta su vuelta del domingo ha permanecido de baja tres largos meses, su periodo de inactividad más prolongado desde que debutó en Primera el 23 de noviembre de 2003 ante el Espanyol. En su ausencia, el Sevilla ha deambulado por la más absoluta vulgaridad: 10 victorias, 2 empates y 9 derrotas en 21 partidos.

Una de las estrellas que quedan del Sevilla de los cinco títulos, con su brillante regreso, se convirtió en el mejor de los refuerzos invernales. Pero su aportación, bastante por encima del grupo, dejó en evidencia que los agujeros negros, tanto en el sistema defensivo como en el centro del campo, siguen ahí para el que los quiera aprovechar. Es más, el tamaño de los mismos va aumentando: ninguno de los fichajes estivales ha cuajado de verdad, pues incluso Martín Cáceres, que tuvo un prometedor arranque, describe una línea muy irregular desde hace unas semanas y no es, ni mucho menos, un fijo en las alineaciones de Manzano. Alexis resulta un caso similar, alterna actuaciones convincentes con otras preocupantes. Y Dabo, al que Manzano se ha encomendado para cerrar el ala derecha después de retirar buena parte de su crédito a Konko, destapa sus carencias con más frecuencia de la aconsejable. El francés llegó como complemento por sus supuestas cualidades defensivas, pero aún le queda bastante para ser un lateral seguro, como se vio ante los pamploneses.

Si la defensa presenta carencias, qué decir de la media. El margen de maniobra se redujo con Guarente fuera de concurso, se estrechó aún más cuando Cigarini agotó su crédito... y el abanico se cierra todavía más a los ojos de Manzano, que cada vez confía menos en Renato, ve cómo Romaric saca su calidad a cuentagotas y se ha visto obligado a devolver los galones a Zokora ante la ausencia de jugadores de su corte físico. Como Fazio no termina de recuperarse, las variantes en la medular apenas existen.

Total, que Manzano se ve obligado a cimentar el eje repartiendo los minutos, a regañadientes, entre el trío de medios aptos que le queda.

Con esas limitaciones de efectivos, el técnico jiennense espera que el club atienda sus peticiones con la contratación de un medio defensivo. En espera de que el Rosenborg afloje sus pretensiones por el ghanés Annan, el gran agujero entre los agujeros sigue abierto. Y mayor que será el fin de semana en San Sebastián, con la baja de Zokora por cumplir el ciclo de amonestaciones...

A un lado, el fulgor de Navas, el estandarte de aquel Sevilla pujante; al otro, las enormes dudas que irradia un equipo cuyos fichajes del verano apenas rinden.

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