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Con la etiqueta de alto riesgo

  • Doble reto El Cajasol debe encarrilar la senda de la Copa y de paso ganar por primera vez en casa al CAI desde su refundación Preocupante Existe bastante inquietud tras los últimos reveses

Echar la vista atrás y pensar que hubo victorias que se escaparon cuando pudieron caer del lado del Cajasol Banca Cívica de poco sirve a estas alturas, aunque el equipo de Joan Plaza, tan serio y compacto en muchas ocasiones, estaría ahora a la par o muy cerca de las escuadras punteras, del repóquer de conjuntos que se ha largado hacia delante y no quiere saber nada de los rezagados, si no hubiera desperdiciado oportunidades tan evidentes de éxito como en Murcia, Badalona y San Sebastián o los duelos caseros contra el Fuenlabrada y el Unicaja. Sirve si acaso para ahondar en la herida porque el bloque hispalense podía estar ya sin contemplaciones clasificado para la próxima edición de la Copa del Rey y, en cambio, esos resultados han derivado en que el choque de este mediodía (12:30, Canal Sur 2) sea tildado de alto riesgo por lo mucho que hay en juego.

Porque tras el sobrio encuentro que el Cajasol exhibió en Valencia, los dos siguientes, el último de 2011 y el primero de 2011, han sido un tormento por lo que reflejaba el marcador final. No es una barbaridad decir a las claras que ambos estaban controladísimos y se escaparon por sendos finales jugados con despropósitos y ayudando a levantarse de la lona a los adversarios casi noqueados. El desquiciamianto que ha aflorado en la plantilla hispalense de buenas a primeras no tiene sentido cuando las cosas iban más que rodadas. Pero en esos minutos, en los que se demuestra la fuerza mental del equipo y la serenidad en las decisiones de los hombres importantes, la gestión ha sido espantosa, nefasta, deficiente.

Los dos bases, uno por el otro, andan en horas bajas y Plaza no tiene reparos en colocar a Tepic, como en San Sebastián, a subir la bola como castigo a Satoransky y Calloway. El estadounidense con pasaporte búlgaro no encuentra el camino y el checo no recuerda en absoluto al que deslumbró a los aficionados el anterior curso. Ésta es una primera causa del desmoronamiento mental de un equipo tanto compensado y equilibrado que da la sensación de que a Plaza le cuesta distribuir bien los minutos para sacar el máximo rendimiento a sus chicos. La mala dirección provoca un evidente atasco ofensivo y que los ataques sean un dolor de muelas, un suplicio, en estas últimas contiendas: no hay contragolpes y tampoco en transición hay pases rápidos y sistemas eficientes para que anotar sea una hombrada.

Tampoco los jugadores de perímetro, los especialistas en el tiro, están para tirar cohetes, salvo Urtasun, que se ha ganado con creces el puesto de escolta titular, aunque eso tenga como daño colateral la desaparición prácticamente absoluta de English, llamado a cotas mucho mayores en su periplo por San Pablo. A Jasen tampoco se le ve, pasa inadvertido, inédito, cuando al principio parecía un volcán en erupción. Al argentino quizás le cobra su físico la factura de una competición tan exigente como la ACB, pero desde luego es obligado que su juego vuelva a parecerse al del inicio mientras que Tepic no encuentre el tono que mostró en un par de partidos y pare usted de contar. Sastre está ahí, a disposición del técnico, pero Plaza no era un incondicional seguidor del balear los dos cursos anteriores y habrá que ver cuándo se decide a echar mano de él después de que le dieran el alta médica hace unos días.

Por dentro todo se fía a Davis. Sus canastas de cuatro o cinco metros son una ayuda, pero nunca una solución. Mientras que los rivales aprovechan los bloqueos y continuación para hacer un agujero por el centro y sajar la zona cual cuchillo en una carne tierna, el Cajasol se encomienda a la hazaña de anotar con canastas milagrosas, más aún con el bajón sufrido por Bogdanovic, tan eficaz antes como romo ahora en sus lanzamientos. El serbio tiene que volver cuanto antes viendo que los otros dos interiores, Triguero y Rubio, tienen un marcado carácter defensivo.

Por supuesto que como ha explicado Plaza el equipo compite casi siempre, pero se le exige un punto más a una plantilla equilibrada, con talento y que ha tenido en su mano guardarse ya el billete para la Copa del Rey barcelonesa.

El CAI viene a Sevilla en la misma situación que estaba el Lagun Aro el pasado martes, con tres triunfos consecutivos y en una posición inmejorable para acudir a la cita copera. Lleva las mismas victorias que los sevillanos, pero con un partido menos, que jugará la próxima semana en su feudo contra el Bilbao Básket.

Además, desde su refundación en 2002, el CAI ha vencido en sus dos visitas a San Pablo, la última de ellas el pasado año, que por cierto hizo bastante daño en el afán del Cajasol por acudir al play off. Por tanto, amén de un rival directo es lógico que aquí se le tengan ganas a los maños, un equipo que base su juego en su cinco titular y un par de jugadores más, que jugará con la presión local para volver a Aragón con cara de felicidad.

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