Desde mi córner

A excepción del Realísimo, todo es ruina

  • La hecatombe en la caja del Barça, ejemplo palmario de que fútbol y negocio maridan mal

Únicamente el Realísimo gana, el resto pierde y como ejemplo más elocuente tenemos al Fútbol Club Barcelona, Barça en el mundo y sobreviviente porque para eso es el ejército de Cataluña. El fútbol, en su espiral expansiva, se ha convertido en una trampa en la que mientras más creces mayores son las pérdidas. O sea que aquello de que ganando en el campo la tesorería se nutría de forma considerable ha roto en falacia.

La excepción es el Real Madrid, una máquina de generar riqueza, pero tampoco garantiza que el día de pegar el barquinazo no vaya a llegar nunca. El fútbol actual está condicionado por esos clubes Estado que tienen en el PSG y el City sus máximos exponentes mediante la fuerza de los petrodólares y el Mundial de Catar o Qatar muestra con meridiana claridad cuáles son los resortes que manejan lo que está perfectamente catalogado como mayor espectáculo del mundo.

Estamos, por tanto, ante un problema ecuménico, pero vayamos al doméstico, a esa catarata de pérdidas que se produce a causa de vivir por encima de las posibilidades propias. Con el ejemplo del que fuese todopoderoso Barça y la ruina que se le ha venido encima al Atleti del Cholo con su defenestración europea, no hay que ir demasiado lejos para comprobar el estado de las tesorerías del Sevilla y del vigente campeón de Copa del Rey Real Betis Balompié.

Ambos dan números alarmantemente rojos a pesar de lo mucho que ganó el Sevilla desde aquel gol de Puerta una noche de Feria y de que el Betis ostenta un título aún vigente. ¿Y cuál es la solución de todo esto? El ejemplo más creíble es el de comprar barato y vender caro, que es lo que ha mantenido al Sevilla en la cresta de la ola tres lustros, pero las pingües ventas de este verano no han logrado mantener el equilibrio. Cierto es sin duda que el fútbol y el negocio maridan mal.

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