Murcia | sevilla · informe técnico

Qué fácil lo sacaron del partido

  • La presión, el juego duro, el 'otro fútbol' y la permisividad de González Vázquez desquiciaron al Sevilla impidiéndole desarrollar su mejor fútbol · La inexperiencia con tanto niño evitó que la calidad mandara

Un equipo que quiere jugar la Champions no puede caer en la trampa con tanta facilidad. El juego duro y el otro fútbol del Murcia y la mano sibilina de González Vázquez, sin dejarse ver pero permitiéndolo todo al equipo de Clemente, sacaron al Sevilla del partido, que hizo una primera parte mala pero pasable, pero que acabó totalmente descolocado, abusando del pelotazo y cayendo en todas las trampas. En todas.

Defensa

No pasó muchos apuros, pero no se impuso. La bisoñez estaba llamada a aparecer y, aunque no tuvo en contra un fútbol de ataque fluido, perdió la batalla del oficio. Particularmente cuando salió Baiano, la zaga nervionense parecía perdida y desquiciada. El brasileño hizo lo que quiso con Crespo y David Prieto, y sus compañeros, con la colaboración del árbitro, también lo lograban: faltas, pérdidas de tiempo, lesiones fingidas... el Sevilla, además, acabó el partido muy descolocado.

Ataque

El Sevilla encontró eneormes dificultades para crear su fútbol en la primera mitad debibo a una atosigante presión muy al borde del reglamento que inició el Murcia en campo contrario y que se hacía mucho mayor cuando el balón llegaba a las bandas, en particular en la derecha, el foco natural de salida del cuadro de Jiménez. Ahí Daniel y Jesús Navas siempre se veían rodeados de dos contrarios y la salida no era limpia. Aun así, cuando logró superar esa línea de presión, creó espacios y llegada con la ayuda de la gente de segunda línea, Keita, Renato... Pero el Sevilla acabó arrugándose ante tantísimo juego duro. Y cuando no se puede combinar limpiamente, surge -y se abusa- del pelotazo sin sentido.

Virtudes

Por la derecha, pese al juego subterráneo local, llegó a hilar algo.

Talón de aquiles

En partidos tan trabados debe imponerse el criterio, la calidad, la templanza y el oficio. Y esto último era imposible con tanto niño.

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