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Como faena de aliño

  • Arrollado Con un fútbol directo para el referente del gigante Williams, el Elche desarbolaba con demasiada facilidad al Betis Mejoría Con la salida de Capi, el conjunto de Paco Chaparro fue otra cosa y ahí sí pareció que el de Primera era él

La decisión que toma Chaparro en el descanso de dar entrada a Capi fue lo que le arreglaría al Betis una noche copera que tintaba negra y que pudo ser complicada si el Elche hubiese aprovechado un penalti cuando ya ganaba. Un gol de Cobo y otro de Pavone en la continuación dejan la eliminatoria muy mollar para el Betis gracias a una faena de aliño que tuvo facetas muy dispares, con algunos pros y bastantes contras.

Arranca la Copa para el Betis con una eliminatoria que no da mucho pie a la confianza, pues la colisión es con un gallito de Segunda y que, además, está dirigido por un entrenador que se le atraviesa al Betis de forma inveterada, sobre todo en este torneo que ahora nos compete. Y para ello, Chaparro pone en escena un equipo experimental y con un ojo en lo del domingo próximo con el Almería.

Forma el trianero un equipo que se cimenta en el novel Casto en labores de cancerbería, escudado en Ilic, Melli, Lima y Fernando Vega. En el ecuador de la cancha se agrupan Somoza, el debutante Rodri y Babic para que se abran Fernando y Caffa flanqueando al referente de salida, que es el argentino Pavone. A todo esto, David Vidal se deja de experimentos y pone en liza toda su mejor artillería, los titulares de un equipo que tiene la zona de ascenso a sólo un punto de distancia.

A la hora de autos, el Elche se muestra superior al Betis. Por velocidad o apelando a un juego directo en busca por alto de Williams, un gigante de ébano, los peligros se suceden para el equipo bético, que asiste atónito a lo que hace el rival. Casto va a salvar pronto los muebles, sobre todo en un desvío providencial a tiro libre botado por Iago y con una rosca que buscaba la escuadra.

Feble por las bandas, primero por los nulos conceptos defensivos de Ilic o porque a Fernando Vega le llegan en manifestación, por el centro ídem de lienzo. Somoza y Babic, lentísimos de forma individual se muestran como de aceite pesado juntos. Y por allí o por fuera, la tropa de David Vidal va arrollando al Betis. Hay un gol anulado a Melli por no se sabe qué en el minuto 17 en la única intentona medio razonada del Betis en ataque, pero lo peor está por llegar.

Tras otro tiro de Iago que se va muy cerca de la base de un poste, llega el gol que abre una noche que va cerrándose para la causa verdiblanca del Betis. Llega por donde se lleva vislumbrando tiempo ha; es un centro arriba de Raúl Martín, un tipo que hace estragos por estribor, para que la baje de cabeza Iago y Cobo fusile a quemarropa. Y todo puede ser peor, mucho peor, si Pere Martí no desperdicia un penalti que Ontanaya decreta en un piscinazo de Raúl Martín ante Somoza.

Al descanso se va tal cual y aquí toma Chaparro la sublime decisión de meter en escena a Capi en detrimento de un Babic lento, inoperante y que ha demostrado en el Betis ser una nulidad en tres posiciones, de lateral habitualmente, de extremo izquierdo en Bilbao y de centrocampista por el centro en este primer tiempo de Elche que no se llevó al Betis por delante de puro milagro. Digo que salió Capi y el Betis fue otro, hasta el punto de que hubo momentos en que sí dio la impresión de que el equipo de Primera era él y no el Elche.

Y si en el descanso ha señalado Chaparro a Babic, cuando se cumple la hora de partido apunta a Somoza para que José Mari caiga a la banda derecha, Fernando haga la media punta y componga Rodri el corazón del centro con Capi. Y al poco, el gol. Es un Betis muy mejorado, pero que no llega a puerta con la solvencia que ha de exigírsele. Y ese gol que va a dejar la eliminatoria muy favorable llega por los renglones torcidos de un fallo garrafal de Samuel que Pavone aprovecha definiendo con autoridad.

Ahí, con media ahora aún por delante, se finiquita la cuestión, la primera parte de esta eliminatoria que rendirá en Heliópolis el segundo día del próximo año. Ya no hubo apenas ocasiones, si acaso un desvío de Casto a tiro de Raúl Martín, pero lo cierto es que esta faena bética, como de aliño, había acabado con antelación, como casi toda faena de las que se llaman de aliño.

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