Despedida de la presión. Al menos, de forma relativa. El Sevilla Atlético ya ha saboreado lo que supone vencer en esta temporada, por lo que se ha deshecho de esa presión inherente que acompaña a la falta de victorias. Las dos primeras jornadas de competición dejaron sensaciones contrapuestas en el filial hispalense, culminadas con un sabroso triunfo ante el San Fernando el pasado fin de semana.

Sacudida y rota esa losa, fruto en parte de ser el equipo más joven de la categoría, los de Luci están preparados para competir de tú a tú con el resto de rivales de la Segunda División B. Sin corsés, ahora el filial puede dar rienda suelta a toda esa creatividad que atesora en las botas. Y la batalla por la permanencia, o por cotas mayores, se plantea interesante. El Marbella, su rival hoy (19:00), lo sabe bien.

El equipo malagueño fue uno de los mejores el pasado curso, como demostró su segundo puesto al término de la temporada. Sin embargo, el Celta B y los penaltis, en la primera ronda de la fase de ascenso, se cruzaron en el camino de los marbellíes, que vieron truncados su sueños de Segunda División a las primeras de cambio.

Esta temporada, en cambio, el inicio no ha sido el deseado por el equipo blanquiazul. El cambio de técnico, con la llegada de Rafa Pérez al banquillo, además del vaivén habitual del mercado estival de jugadores, han dibujado unas primeras jornadas de competición nada halagüeñas para un equipo, a priori, diseñado para estar en los puestos altos.

Las tres primeras jornadas del Marbella se han saldado con un balance similar al del Sevilla Atlético: una victoria y dos derrotas. Pero si calcan los puntos del casillero, no lo hacen en sus trayectorias. Mientras que los dos tropiezos del cuadro marbellí han llegado a domicilio, el filial cayó en la primera jornada en casa y en la segunda a domicilio. En el tercer partido de la competición llegó la ansiada victoria para los de Luci, que ahora sólo pueden ir hacia arriba.