Selección española

La fractura continúa abierta

  • La victoria del combinado nacional sobre la potente Francia no ha curado la sangrante herida entre la Federación y el seleccionador · Luis Aragonés tiene previsto reunirse en breve con Villar para dialogar

El triunfo de España ante Francia no selló la fractura abierta entre la Federación y el técnico Luis Aragonés, quien con sus declaraciones antes del amistoso provocó la enésima crisis en la selección. El duelo ante los franceses en La Rosaleda quedó totalmente desvirtuado por esta circunstancia y un envite que se presentaba, en principio, propicio para una buena convivencia, resultó ser todo lo contrario.

La petición pública de Luis en conferencia de prensa, nada más llegar a Málaga el martes, de que le destituyan antes de se conozca el nombre de su sucesor añadió más sal a una herida originada después de la derrota en Belfast ante Irlanda del Norte el 6 de septiembre de 2006, en el primer partido de clasificación para la Eurocopa.

Desde entonces, los desencuentros entre el entrenador y los directivos han sido continuos, lo mismo que las salidas de tono de Aragonés, cuyo carácter se ha ido tornando de arisco a irascible a velocidad de vértigo. En Málaga se pudo constatar que las divergencias han llegado a un punto de muy difícil reconciliación. Luis pide que le echen por algún motivo desconocido, aunque hay distintas versiones para explicar esa extraña actitud, y Ángel María Villar no le va a dar puerta hasta después de la Eurocopa.

Las continuas manifestaciones de Luis anunciando su fecha de caducidad tras la Eurocopa han desencadenado la grotesca situación. La Federación se ve obligada a trabajar en la búsqueda de su relevo con tiempo, pero si en alguna cosa tiene razón el entrenador es en que no es de recibo que la presentación oficial de su recambio se produzca antes del evento de Austria y Suiza.

El técnico y Fernando Hierro, director deportivo de la RFEF, se vieron las caras en el hotel de concentración de la selección en Málaga después de la tempestad y antes del envite ante los de Raymond Domenech, pero no se cruzaron apenas palabras.

Tampoco lo hicieron en el viaje de vuelta a Madrid. En el Ave de las ocho de la mañana regresaron Villar, Hierro y Aragonés. Los tres embarcaron en el tren perfectamente distanciados entre sí y bajaron del mismo en Atocha de la misma forma, sin dirigirse palabras ni gestos. Es táctica de Villar, en tesituras de grandes turbulencias, dejar pasar el tiempo hasta que las aguas se tranquilicen por sí mismas, y, supuestamente, en la mente de Luis está el tener una reunión con el presidente en poco tiempo.

En el terreno deportivo también soplan malos vientos para España, que venció pero no convenció ante Francia. Sobre el césped se vio a una selección plana en la que llama la atención la falta de presencia de Cesc. El jugador del Arsenal tiene poco que ver con el media punta genial que asombra en la Premier. Además, la sombra de Raúl persigue a Luis en todos sus desplazamientos por España. El técnico no le va a llamar, pero está harto de tanta insistencia en su reclamo.

Tampoco han sido normales las prisas en la convocatoria de Bojan. El joven barcelonista ha pasado un auténtico calvario durante sus dos días con la selección. Una gastroenteritis no se cura de la noche a la mañana y seguramente lo mejor hubiese sido dejarlo en Barcelona.

Lo cierto es que, a cuatro meses de la importante competición de Austria y Suiza, la selección española se encuentra inmersa en una crisis de imprevisibles consecuencias y con un ambiente insoportable que tiñe el horizonte de negros nubarrones.

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