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La fuerza del centro

  • Un retoque de Mel y el triángulo Ceballos-Molina-Castro deciden

Los que anhelaban un entrenador en el Betis -con todo el mérito concedido a la labor interina de Juan Merino- encontraron en un movimiento de Pepe Mel la excusa perfecta para celebrar el regreso del entrenador madrileño, que tuvo un feliz recibimiento en el Benito Villamarín en un partido que hubo que trabajarlo para que los tres puntos se quedaran en casa.

El Betis, que había perdido algo el control del duelo en los inicios de la segunda mitad con una superioridad numérica momentánea del Tenerife en el centro del campo, se sacudió esa pájara con un movimiento de pizarra de Mel, que prescindió de los extremos y reforzó el centro del campo para, desde ahí, mandar de nuevo en el choque y dejar que Jorge Molina y Rubén Castro decidieran.

Defensa

Salvo los quince minutos iniciales de la segunda mitad, el entramado defensivo diseñado por Mel funcionó, pero se cayó por el doble pivote que formaban Xavi Torres y Dani Ceballos, un jugador éste más para unir líneas que para cortarlas. El Tenerife se vio en esa fase del partido con más hombres por el centro y antes del gol ya avisó con dos acercamientos. Los desajustes en las marcas hicieron que el rival empatara en una falta al borde del área fruto de este paso atrás, que Mel corrigió con la presencia de Matilla primero y Lolo Reyes después, prescindiendo de las bandas y mandando a Dani Ceballos a la izquierda, desde donde al utrerano le gusta partir por esa tendencia que ya exhibía desde la temporada pasada en juveniles.

Ataque

Hasta que empezaron a aparecer Jorge Molina y Rubén Castro, la personalidad de Dani Ceballos para atraer todo el juego ofensivo del Betis derivó en una posesión alta aunque con cierta ausencia de profundidad. Si en la primera media hora los puntas parecían dos islotes y Cejudo y Dani Pacheco no conectaban desde las bandas, ya en el tramo final de la primera parte la conexión fue mayor.

Tras el descanso y con el retoque de Mel reforzando la columna vertebral y mandando a Ceballos a la izquierda, el juego ofensivo del Betis fue desarbolando poco a poco a la defensa del Tenerife. El pivotar y aguantar la pelota de Jorge Molina, que fabricó el penalti del 1-0 y participó de manera decisiva en los otros dos goles, fue la varita mágica que necesitaba Rubén Castro. Todo con la personalidad e insistencia de un Dani Ceballos que raro es el día que no se echa al equipo a las espaldas y que fue clave en contras y transiciones. El Betis acabó jugando con un 4-4-2 asimétrico y sin extremo derecho (las subidas de Molinero hacían esa función) cuando Fabián también salió a ayudar por el centro.

Virtudes

El triángulo formado por Ceballos, Molina y Castro y el retoque en la pizarra por parte de Mel.

Talón de aquiles

Relajación tras el descanso y desajustes graves en las marcas en la estrategia defensiva.

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