Betis E. Plus

El futuro, en sus manos

  • El Betis Energía Plus recibe al Andorra en San Pablo consciente de su inferioridad pero con la meta de sumar una victoria con la que argumentar su candidatura a la permanencia

Llegado al último tercio de la competición, un equipo de baloncesto no está obligado a saber qué equipo será al final, aunque sí resulta altamente recomendable, por una sencilla cuestión de salud, saber qué equipo no será.

En el caso del Betis Energía Plus, ya embocadas las últimas 13 jornadas de Liga, sabe de sobra que no va a ser el próximo campeón de la ACB y que probablemente ni siquiera vaya a poder pelear por meterse en los puestos de play off.

Por el momento, a esta altura de la Liga, con cinco partidos ganados y 16 perdidos, el equipo verdiblanco se limita a ser consciente de que ha fijado residencia fija en las plazas de descenso, por un lado, y que lo hace a la módica distancia de una victoria con respecto a sus predecesores.

Hay también algo conocido que no ha de pasarse por alto. El Betis llega a este inicio del último tercio liguero con el semblante ganador después de derrotar al Joventut el pasado domingo. Como en el partido de hoy contra el Andorra (12:30), el equipo juega en San Pablo, en casa.

Estas dos cuestiones no son baladí. La permanencia en la categoría, cambiar la residencia de la paramera del descenso al valle de la tierra de nadie, va a decidirse en el último tercio en varias citas en las que la afición local será testigo. El primer atestado será cumplimentado este mismo mediodía.

Alcanzados los dos primeros tercios de la competición, este equipo bético, compuesto de un variado plantel de imberbes y veteranos, ha alcanzado al menos el suficiente cuajo de no andar pensando en pájaros ni en aires y, por eso, sabe que el adversario que hoy cursa visita no es únicamente un equipo superior sino que llega a Sevilla, para más inri, en su mejor estado de la temporada.

Cinco victorias ensarta la escuadra entrenada por Joan Peñarroya como hito del que señorear por las tablas estadísticas de su historia en la ACB. El favorito es por tanto claro. Cosa distinta es que el baloncesto, como todo deporte colectivo, ofrezca azares e incertidumbres con los que fantasear en un mediodía cualquiera de invierno.

Del invierno más septentrional de la península, desde el Principado de Andorra, ha aterrizado en San Pablo un grupo que, si bien no ha brillado como lo hizo la pasada campaña, sigue emitiendo señales indudables de una solidez a prueba de equipos evanescentes, como ha sido a menudo el juego del conjunto bético. El Andorra, ante todo, es un grupo de jugadores veloces que saben jugar además de correr. Los andorranos no se lo piensan. A la mínima recuperación, la tromba en busca del aro contrario se asemeja a la de una manada de bisontes capaz de sobrepasar al ferrocarril que se ponga por delante.

Sus jugadores más pequeños, sea Albicy, Jaime Fernández o Blazic, están ahormados perfectamente al uno contra uno, así como al quiebre de la cintura del oponente. No en vano, el Andorra destaca en la ACB por ser el equipo que más tiros libres ha lanzado (555, por 508 el UCAM Murcia, el segundo), un claro indicativo de la exposición al garrotazo de los interiores adversarios al que se arriesgan en sus frecuentes penetraciones.

El plan del Betis de Óscar Quintana, vino a recordar el viernes el mismo técnico, consistirá en procurar evitar la canasta fácil mediante una dosis extraordinaria de hiperactividad y de manos, prefiriendo, si es necesario, cuidar más la pintura que la periferia propias.

Tampoco es el andorrano un plantel que cuente con unas manos prodigiosas. El acierto en el tiro es a menudo mediano. Por eso, es la personalidad de sus bases y sus escoltas, unido a la fiabilidad de interiores como Shurna, Sane o Diagne, lo que lo ha conducido a las plazas que dan derecho a formar parte del exclusivo club de los mejores. De esa (relativa) debilidad en el tiro tendrán que aprovecharse los verdiblancos para soñar con hincarle el diente al huésped en el parqué de Kansas City.

Además de defender y de cincelar cada captura de un rebote como si fuera el último, al Betis han de responderle sus anotadores. Tampoco son los cajistas ejemplares en el movimiento preciso de la muñeca, pero sí cuentan con una nómina de jugadores dotados para sumar recuentos en torno a la veintena (Schilb, Kelly o Nelson -cuando la inspiración toca en su puerta-), una lista en la que Booker podría añadirse si repite la actuación como la de su debut ante el Joventut (20 puntos encestó el estadounidense).

Ante todo, el equipo bético debe saber qué es y, llegado a este postrero tercio de la competición, qué no será. De la humildad que muestren los hombres vestidos de verdiblanco en la cancha, también de su capacidad para pensar en el colectivo, va a depender que el choque sea o no disputado. Eso será capital, pues si la igualdad en el marcador llega al final, el triunfo será cosa del azar. La permanencia estaría ahí. Lo que sea el equipo en el futuro está aún en sus manos.

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