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Un giro hacia la confianza

  • Las decisiones tácticas de Jiménez en La Coruña lo avalan ante un consejo que estaba muy presionado por el recrudecimiento de las críticas · La vuelta copera ya no se presenta como una final para el técnico

El muy meritorio triunfo del Sevilla en La Coruña quedará para el recuerdo como uno de los mejores partidos de Kanoute como sevillista. Así lo reconoció él mismo ante los micrófonos en las mismas tripas de Riazor. Pero no debería quedar solapado por el inconmensurable partidazo de Kanoute, que resolvió a favor de los suyos un choque que se puso cuesta arriba tras la expulsión de Maresca, que Manolo Jiménez es el gran ganador de la cita del sábado. Y lo es porque, más allá de esos resultados ligueros que lo mantienen arriba por mucho que tropezara ante Mallorca y Osasuna, ahora el entrenador sevillista tiene también el aval de su enorme acierto táctico con la recomposición del equipo en la segunda parte.

El consejo de administración del Sevilla se libera así de parte de esa presión que tiene que soportar por las sempiternas críticas a Jiménez. Y el propio técnico se embolsa en su zurrón una muy sustancial porción de confianza que resulta balsámica en medio del crecimiento de los rumores, pues el nombre de Michael Laudrup empezó a sonar con fuerza la semana pasada como pesada espada de Damocles que pesaba sobre la cabeza del arahelense en su triple envite gallego.

Jiménez se sacó de la chistera un giro táctico determinante con su decisión de quitar a Crespo y meter a Kanoute en el descanso, dejando en el aire la banda izquierda. Renato también tuvo mucho que ver en el acierto final, pues se situó como medio que se convertía en volante zurdo para ocupar esa zona vacía tras la ubicación de Adriano como lateral diestro. Fue una solución a la desesperada que ha resultado salvadora para Jiménez. Su figura volvía a tambalearse tras el 1-0 y la expulsión de Maresca. Similar solución de emergencia ya lo salvó la temporada pasada. Cuando más fuerte sonaba el nombre de Marcelino García Toral como su relevo al final de la campaña pasada, Jiménez prescindió de una banda en los partidos a domicilio ante precisamente Racing, primero, y Betis, después. Se jugaba su continuidad, situó a Renato como falso medio que caía hacia la derecha y a Fazio como medio centro y le dio una lección táctica a su presunto relevo en el banquillo con un triunfo inapelable en El Sardinero. Luego repitió en el derbi y también triunfó.

El técnico de Arahal, cuando más presionado estaba, dio con la tecla apostando con valentía por la victoria con su giro táctico, una determinación que se le ha echado en falta en algunos partidos que parecían haberlo dejado tocado, Sampdoria, Mallorca y Osasuna. Ahora, la vuelta copera en La Coruña, siendo una final para el Sevilla por lo que puede marcar en lo que queda de temporada, ya no lo es tanto para el técnico, cuya cabeza estaba siendo pedida en bandeja por gran parte de la afición y de la prensa ante un consejo cuyos argumentos apologéticos empezaban a fallar.

A esa solución táctica se le suman los números. El Sevilla, en la decimoctava jornada, está con 35 puntos a sólo dos del que terminó subcampeón de invierno en el curso 06-07, el de la clasificación para la Champions y los títulos de la UEFA y la Copa. Si el Sevilla vence al Numancia el sábado, terminará la primera vuelta con los 38 puntos a los que llegó el equipo de Juande Ramos. Si no... volverán las dudas, sobre todo si ya no hay Copa. Y este Sevilla se maneja mejor fuera que dentro, pues ha sumado un punto más, 18, a domicilio que en casa. El reto está ahí, en otra semana decisiva.

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