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La gloria o la deshonra

  • El sevillismo se debate entre la gratitud por los grandes éxitos deportivos y la mancha que acompañará desde ahora al club por ver condenado al mejor presidente de su historia

Pasarán decenios y se recordará a José María del Nido como el hombre de los seis títulos. Y pasará ese mismo lapso y permanecerá como una mácula imborrable su condena a siete años de prisión. Esta realidad, la de haber sido el mejor presidente del Sevilla, choca abruptamente, de la peor forma, con la otra realidad. Y cada cual pondrá en una balanza la gloria y en la otra la deshonra, y el fiel se vencerá hacia un lado o hacia otro según el juicio de cada uno. Del Nido abandona mañana la nave que ha dirigido con pulso firme, con ímpetu y hasta arrogancia durante once años, 4.213 días entre aquel 27 de mayo de 2002 en que Roberto Alés le cedió el testigo y el 9 de diciembre de 2013, día de su forzado adiós.

Y en esto está el sevillismo desde la bomba de la condena firme por parte del Tribunal Supremo. ¿La gloria o el honor? Del Nido ha sido condenado por su labor profesional previa a su llegada a la silla presidencial del club de sus amores, al que llevó a cotas que ni siquiera él, con su ambición a veces temeraria, creía poder llevarlo. Y siempre quedará la duda sobre si debió dimitir el día que conoció la condena de la Audiencia de Málaga en 2011. El sistema jurídico español atendía su derecho a recurrir y por tanto la condena no era firme, pero...

Se puede afirmar que Del Nido logró más de lo que pretendía cuando llegó a la presidencia, con la espina de no haber conseguido una Liga, algo por lo que pujó de veras en aquel mágico 2007 que supuso el clímax y al anticlímax de su trayectoria. En sólo nueve días, de la goleada en el Bernabéu para coronar al Sevilla como supercampeón de España a la trágica muerte de Antonio Puerta, Del Nido pasó de la cima del reconocimiento del sevillismo al drama de despedir al héroe con el que comenzó la gloriosa epopeya de los títulos. Luego llegó la huida a Londres de Juande y la llegada de Jiménez, protagonista de un "problema sociológico" como llegó a calificarlo el propio Del Nido. Pero su Sevilla aún tuvo fuerzas para dar el último coletazo glorioso, el 19 de mayo de 2010, cuando el equipo de Antonio Álvarez, ya con Jiménez destituido, pudo dedicar al héroe caído el título que le debía.

Pero no sólo se recordarán los seis títulos de la era Del Nido. El dirigente siempre presumió de que su primera intención era sanear la economía del club. Y eso lo ha logrado pese a los grandes errores en fichajes millonarios que no respondieron a la inversión. Del Nido se va y dejará en su último ejercicio económico un superávit de 2,5 millones de euros, que se multiplicarán mucho más en el siguiente ejercicio, cuando se incluyan las millonarias ventas de Negredo, Medel o Kondogbia. El crecimiento económico de un club que arrestraba una importantísima deuda que calificó de "calderilla" se debió a su premisa de "vender para crecer". Reyes, Sergio Ramos, Julio Baptista, Daniel Alves, Adriano, Martín Cáceres, Jesús Navas, Negredo, Medel... El Sevilla mantuvo, hasta los últimos dos años, su pujanza deportiva pese a que Del Nido llevó a rajatabla siempre esta premisa. Pero en medio del declive deportivo llegó la condena de la Audiencia de Málaga en 2011 y ahí empezó a dividirse la afición.

Por el camino, quedó su ingente labor institucional, que quedó ejemplificada en el Centenario. Además de estructurar y acercar el club a los socios, siempre les dio su sitio a los presidentes antecesores en el cargo, desde Roberto Alés a Rafael Carrión hasta los fallecidos Luis Cuervas, Eugenio Montes, Gabriel Rojas y, sobre todo, Ramón Sánchez-Pizjuán. Y a los grandes mitos futbolísticos: Arza, Campanal, Busto, Kanoute, Palop, Cardo, Gallego... Mañana se despide, entre la gloria y la deshonra.

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