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Una goleada al entorno

  • Emery sobrevuela holgadamente por encima de las críticas del sevillismo más insatisfecho, presentes pese a la impoluta marcha en las tres competiciones Los números le dan la razón

Ganar sin desplegar un buen fútbol, la posición de Banega, mantener a Bacca cuando no está en su mejor momento, no ir a rematar un partido en el que va ganando o esperar a que el rival se adelante para ir de verdad al ataque, alinear a un lateral como Coke, no darle suficientes minutos a Iago Aspas, recurrir de vez en cuando a un jugador en declive como Fernando Navarro, sustituir a Deulofeu cuando mejor está, insistir en un extremo defensivo como Aleix Vidal, colocar a Kolodziejczak fuera de su sitio, darle minutos a Arribas, no quitar a Beto cuando ha tenido momentos de dudas... Hasta no dar descanso a Krychowiak se le ha afeado al entrenador. La lista de hechos y decisiones criticables que tiene que soportar casi a diario el cuerpo técnico que encabeza Unai Emery puede ser tan larga como el sevillista insatisfecho en cuestión desee.

Eso que alguien alguna vez mal llamó "entorno" es una nebulosa con la que los entrenadores tienen que convivir. Aunque siempre ha comentado en privado el de Fuenterrabía que en Valencia la presión sobre su trabajo era distinta y quizá más enfocada malintencionadamente hacia aspectos personales, lo cierto es que en el Sevilla el entrenador vasco también tiene que lidiar con esta cada vez más larga legión de descontentos que se atreverían a asegurar que lo único que mantiene a Emery en el cargo son los resultados.

Unos resultados favorables que también tienen sus peros. Si es como ante el Rayo Vallecano o el jueves ante el Rijeka, son victorias con un juego deslucido y jugando con fuego al darle opciones al rival, y si es por goleada como ante el Deportivo o el Granada, esa parte del entorno más crítico se afana en resaltar la supina inferioridad del contrario y la espectacular diferencia entre las dos plantillas.

Pero como en el fútbol todo es relativo, esta contagiosa fiebre de insatisfacción en la que antes se podía culpar a la prensa encuentra ahora un peligroso aliado en la bomba de relojería en la que se han convertido las redes sociales, donde, al igual que en las gradas de un estadio, hacen mucho más ruido los silbidos y los abucheos que las palmas, con el peligroso agravante del anonimato.

Pero el caso es que -sabido que el pasado en el fútbol no tiene validez- no contento con ganar un título europeo para el Sevilla, Emery vence ahora mismo por goleada a este malicioso entorno. Todo puede cambiar y nadie sabe cómo puede acabar todo porque ningún equipo está a salvo de una mala racha, pero a día de hoy la marcha del Sevilla a las órdenes de éste que es su entrenador es impecable.

El jueves culminó su clasificación para los dieciseisavos de final de la Europa League sin que el Rijeka hiciera temer por ella. Es verdad que no como primero de grupo, pero vistos los rivales que podrían caerle en tal caso tampoco importaba mucho. En la Copa del Rey la marcha de momento -aunque no ha dado tiempo de mucho- ha sido inmejorable y, lo más importante, en la Liga la situación puede decirse que supera las previsiones. El Sevilla ocupa plaza de Champions (cuarto) con cuatro puntos por encima del Valencia, un equipo que le dobla el presupuesto.

El Sevilla no pierde en el Sánchez-Pizjuán desde marzo, la noche que el Betis logró un 0-2 luego remontado en Heliópolis; y en la competición liguera, la última derrota en Nervión data del mes de febrero ante un enemigo como el Barcelona (1-4).

Emery, como todos los entrenadores, tiene impregnado en su epidermis esa capa de impermeabilidad que le permite no ser ni una pizca vulnerable a estos comentarios. En una entrevista en este mismo diario en verano, el técnico explicaba su receta para los momentos de crítica: "No los vivo en esa tesitura de la crítica. Los vivo más en una tesitura de aprendizaje, de seguir formándome [...] Es parte de nuestro trabajo y hay que llevarlo dentro y saber llevarlo".

Antiguamente el "entorno" era lo que un entrenador tenía que tener contento y que estaba formado por tres pilares: directiva, prensa y, como reflejo de ésta en gran medida, la afición. Hoy el entorno es mucho más difícil de controlar al tener acceso esta última a todos los partidos por televisión y a hacer su propia prensa en las redes sociales. Pero así y todo, Emery de momento gana el partido. Y por goleada.

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