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Una gran lección de casta

  • El Cajasol hace sudar al Madrid para sacar su triunfo más trabajado del curso Felipe Reyes y la sibilina actuación arbitral, decisivos al final

Una gran lección de casta 

 El Cajasol hace sudar al Madrid para sacar su triunfo más trabajado del curso  Felipe Reyes y la sibilina actuación arbitral, decisivos al final

Orgullo. Es la palabra que mejor describe la sensación con la que se quedó cualquier aficionado después de ver la lección de casta ofrecida por el Cajasol ante el todopoderoso Real Madrid. Ese líder invicto de la ACB que sudó de lo lindo para sumar la vigesimosexta victoria seguida en la Liga ante un rival que no sabe lo que es bajar los brazos. Lo de entregar la cuchara no se incluye en la filosofía que Aíto García Reneses les ha grabado a sus niños a fuego en la cabeza y hasta el último momentos tuvo el conjunto hispalense sus opciones. Y todo pese al sibilino arbitraje que, cual martillo pilón, golpeaba a los visitantes de forma regular en acciones que, sin ser determinantes individualmente, sumaron en su conjunto.

Nada que no se esperase. Estaba en el guión. Quizá el único que se salió de ese manido guión que son este curso los partidos del Madrid en su cancha fue el Cajasol, intenso y firme en defensa, que descolocó a los de Pablo Laso por momentos. Hasta el último suspiro. Hasta que Felipe Reyes, el de siempre, el que nunca falla, decidió con sus rebotes ofensivos para acabar con la resistencia hispalense, ya sin el eliminado Porzingis, que se encumbró ante el mejor rival posible con un encuentro para enmarcar desde la humildad del niño que empieza en esto. Ésa que le falta a un veterano como Rudy Fernández, que en un choque discreto se creyó protagonista con un triple que podía sentenciar (76-69) cuando quedaban 1.26 minutos y tuvo uno de esos gestos que no se corresponden a la calidad que atesora. Mata respondió de inmediato desde el perímetro, pero entonces apareció Felipe Reyes para acabar con las ilusiones de ganar el partido del Cajasol, pero no con las de seguir haciendo algo grande esta temporada.

Que el Madrid diga que pagó el peaje de jugar el viernes en la Euroliga suena a chiste, cuando es lo que lleva haciendo todo el año. Todo el mérito fue de un equipo, el de Aíto García Reneses, que afrontó con su máximo nivel competitivo la cita ante un conjunto que saltó al parqué con la seguridad de que en algún momento un acelerón le bastaría para romper el duelo.

Pero no fue así y desde el primer instante, con un quinteto extraño de salida, con Radicevic al mando, el Cajasol se puso a defender. Un dos más uno de Burjanadze, que entró mediado el cuarto, puso al equipo hispalense por delante (10-11) en lo que era una declaración de intenciones. El Madrid logró un de 6-0 desde la salida a la pista de Sergio Rodríguez, y cerró el parcial con un triple sobre la bocina del canario que puso el 19-11.

No se descompuso el Cajasol, que en el segundo cuarto comenzó a tener la efectividad desde la línea de 6,75 metros de la que había carecido antes para meterse en el partido. Sin embargo, el dominio en el rebote del conjunto blanco comenzó a marcar diferencias y Mejri bajo los aros hacía un daño tremendo aprovechando las asistencias de sus compañeros para levantarse y anotar. Once de los 24 puntos del Madrid en el segundo cuarto fueron del tunecino, que lazó a los suyos (40-31). Pero la aparición de Mata y Hernangómez frenó el impulso blanco, para llegar al descanso con las espadas en todo lo alto con sólo cinto puntos de desventaja.

El Cajasol estaba poniendo contra las cuerdas al líder, que, sin embargo, confiaba en que llegaría su momento tarde o temprano. El momento que llegó fue el de Porzingis, que estaba en todas y hacía encender las alarmas madridistas con sus triples y mates. Una canasta de Franch certificó un parcial de 3-13 con el que el conjunto sevillano se puso a tiro de piedra (54-53) al final de tercer acto, pero desperdició hasta cuatro ataques para ponerse al mando y el Madrid lo castigó con un 5-0 (59-53) antes de encarar los últimos 10 minutos.

A Porzingis le dio tiempo de anotar cuatro puntos más ante de que los colegiados aprovechasen su cara de niño para eliminarlo por personales y empezar a cobrarse dos más unos para el Madrid, que con su dominio en el rebote acabó con la resistencia de un equipo que dio una lección de casta.

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