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Un grande que sí usa las alas

  • El Arsenal, a imagen y semejanza de su joven líder, Cesc

Joven, fuerte, técnico, dinámico, con visión de juego... Así es Cesc, ese joven talento del fútbol español que Arsène Wenger pescó en el caladero de La Masía para su proyecto de equipo incluso cuando contaba con un potencial enorme alrededor de Vieira y Henry. Y así es el Arsenal. Cambió la generación de futbolistas, pero no el toque afrancesado de su entrenador, si bien ahora el equipo de los gunners se ha africanizado mucho más, como siguiendo la norma vigente del fútbol galo, el espejo donde se miran tantos equipos europeos ya.

La velocidad y la precisión son quizás las mayores características de juego de un equipo construido alrededor del talento de Cesc, que cuando fue citado por primera vez por Luis Aragonés para la selección absoluta agradeció encarecidamente los consejos de Vieira antes de que éste se fuera a la Juventus. Ahora, el internacional español, a sus 20 añitos, es el auténtico líder de un equipo con menos caballería pesada y mucha más infantería ligera. Al menos en lo que se refiere a la faceta ofensiva -y el mejor ejemplo es el de los ausentes Adebayor y Van Persie, no por altos y espigados menos móviles-, porque en lo defensivo la fortaleza es el leit motiv.

El Arsenal se puede dibujar en un 4-4-2 engañoso, porque a excepción de la retaguardia, la movilidad constante de sus jugadores hace que sea muy difícil fijar las marcas. Sus extremos parten de las bandas hacia dentro y Cesc lo mismo construye por delante de la defensa que sube para romper el entramado defensivo rival. Eso sí, dentro de la dinámica actual de grandes equipos que renuncian a las bandas, léase Milan, Barcelona o el propio Madrid, el Arsenal sí es un equipo que juega por las alas, por mucho que a jugadores como Rosicky les guste desequilibrar cayendo al centro. Y esa profundidad la tienen tanto sus hombres de arriba como sus potentes laterales, que tienen licencia para incorporarse.

Pero si el ataque estático del Arsenal no es tal y fijar a sus delanteros se hace una tarea complicada, con espacios y a la contra la endiablada rapidez de sus jóvenes y talentosos jugadores es letal. Ítem más, el Sevilla ya supo de su poder a balón parado con el segundo gol en Londres. Y si el líder también ve puerta con facilidad...

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