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Todo o nada, hagan juego

  • El Betis de Quintana visita al Bilbao en un duelo ante un rival directo que puede aumentar sus esperanzas de salvación o hundirlo definitivamente

  • Controlar el rebote será decisivo

Schilb hace un gesto de confianza antes de subirse al autobús del equipo.

Schilb hace un gesto de confianza antes de subirse al autobús del equipo. / josé ángel garcía

Cuando se está con la soga al cuello no hay partido al que se le deba perder la cara, pero cuando enfrente está un rival directo el partido se convierte en una final de estos pobres que luchan por el premio, nada menor (el presupuesto manda) de la salvación. El Betis Energía Plus dejó escapar la semana pasada la opción de colocarse en línea de salida en la lucha por la permanencia. En vez de situarse en primera línea se dejó una importante dosis de moral tirada por el parqué de San Pablo al caer ante el Andorra, pero puede recuperar el paso de nuevo en el cara a cara ante un Bilbao que también tiene marcado en rojo este choque ante un igual para espantar los fantasmas. Sólo vale ganar. Aunque sea de un punto, pese a que en la ida los vascos ganaron por ocho. Pero el average son palabras mayores para este frágil Betis. Lo primero es ganar, y si cae la breva y hay opciones ya se pensará en la diferencia.

Ambos afrontan el choque con una racha de un triunfo y siete derrotas a sus espaldas, aunque con sensaciones distintas, porque los vascos han perdido sus tres últimos encuentros en Miribilla y ciertos problemas económicos hacen crecer el nerviosismo en un club que en verano no esperaba verse en una situación tan delicada. Con más urgencias incluso se presenta el equipo de Óscar Quintana, pero el Betis ha vivido en la cola de la clasificación toda la temporada y el miedo de uno es la ilusión del otro por sacar de una vez la cabeza del pozo. Eso sí, siempre que pudo hacerlo el cuadro sevillano volvió a tropezar y el gafe de los últimos cuartos empieza a pesar en una plantilla que se cree mejor de lo que es. Tienen calidad individual los verdiblancos, sí, pero salvo en ocasiones contadas no han sido capaces de defender como un equipo y desde atrás está perdiendo todos sus encuentros.

El problema es doble, porque el plantel sevillano ni defiende ni rebotea. Las segundas opciones lo condenaron ante el Andorra y lo harán una y otra vez si el equipo es incapaz de cerrar el camino hacia su aro. A ello se suma el evidente problema a la hora de parar la sangría de triples encajados. Los últimos seis rivales subieron ante los béticos su porcentaje de acierto desde más allá de la línea de los 6,75 metros y ahora toca ajustar, llegar alguna vez y no dejar tiradores liberados, ante un Bilbao que es uno de los conjuntos que más lanzan de la liga de tres puntos. Los de Veljko Mrsic, por ejemplo, perdieron ante el Gipuzkoa su último partido en casa con un 50% en triples (13/26), ante el Obradoiro con 41% de acierto (13/32) y sólo el Fuenlabrada, que también se impuso en Bilbao, se quedó por debajo del 30% (un 29% con 5/17). Por contra, estos tres rivales marcaron diferencias con una altísima efectividad en tiros de dos puntos (70% el Fuenlabrada, 66% el Obradoiro y 52% el Gipuzkoa), con las asistencias (todos con 15 o más) y el rebote.

Será interesante ver esa lucha bajo los aros entre dos de los peores equipos en rebote de la ACB. Anosike (apenas suma cinco en los dos últimos choques) debería presentar sus credenciales de mejor reboteador de la liga italiana la pasada campaña y Golubovic echarse pegamento en las dedos para que no se le escurra el balón entre las manos. Pero no sólo ellos. El rebote es cuestión de todos y Kelly y Schilb deben echar una mano en esta situación y, en general, estar todos concentrados para no dar segundas opciones al rival de forma gratuita. Precisamente estos dos serán clave, pero en ataque. A Schilb hay que pedirle mayor regularidad y no sólo aparecer en el tercer cuarto, mientras que Kelly, poco respetado por los colegiados que permiten que reciba palos por todos lados cuando penetra, debe ser un líder en ambas canastas y no perder atrás lo que aporta en el aro contrario.

Junto a ellos, el Betis necesitará los puntos de Nelson y Booker para jugarle de tú a tú a un conjunto al que sólo con tener a Mumbrú en sus filas hay que tenerle el máximo respeto. Casi miedo por lo que infunde el catalán, que de nuevo está jugando como alero tras hacerlo parte de este año como ala-pívot (a Kelly en la ida lo volvió loco), en los colegiados, a los que Quintana les reclamó el viernes justicia tras unos arbitrajes en los que consideró que el Betis fue perjudicado.

Que Booker siga en vena anotadora será una buena noticia para los visitantes, aunque no se podrá olvidar de atar en corto al motor vasco, Tabu, al que supera en físico. Con todo, el base verdiblanco deberá tener cuidado con el acierto exterior de su par, ya que permitió demasiadas opciones tanto a Laprovittola (siete triples lanzó el base de la Penya) como Albicy (cinco) tiraron con cierta facilidad. En el encuentro de la primera vuelta, por ejemplo, Tabu hizo un 3/6 en triples en San Pablo y en sus últimos tres encuentros como local suma un 8/17. Tira mucho y bien. Así que tendrá que apretar el estadounidense para no permitir al belga demasiadas opciones.

Defensa, rebotes y..., nervios. Todo contará en un duelo que puede marcar mucho la pelea por el descenso. Hundir a los verdiblancos o meter en la pelea a los hombres de negro. Hagan juego, porque no va más en esta ruleta rusa en la que sólo puede quedar uno.

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