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El lujo a la sombra que mejora a N'Zonzi

  • Kranevitter, con acierto casi pleno ante el Dinamo, se antoja la pieza necesaria. Su participación residual le hace perder el tren de la albiceleste.

Kranevitter y Messi, amigos de la selección argentina, se saludan al término del último Sevilla-Barcelona.

Kranevitter y Messi, amigos de la selección argentina, se saludan al término del último Sevilla-Barcelona. / antonio pizarro

Extrañamente poco valorados por su entrenador, los minutos de Matías Kranevitter en sus últimas actuaciones han sido de muy alta calidad, lo que no le ha servido para cambiar la opinión de Sampaoli, que ha tomado la decisión -a vista de los hechos- de incluir al argentino en ese cajón de futbolistas a los que en el último mes ha otorgado una participación residual.

Pero los números no le dan la razón a un entrenador que, por poner un ejemplo cercano, no supo tapar la zona desde la que Messi destrozó a lo que había sido un buen Sevilla durante la segunda parte del encuentro del pasado domingo en la visita del Barcelona al Ramón Sánchez-Pizjuán.

La primera consecuencia de esta falta de confianza del entrenador de Casilda en Kranevitter ha sido la salida del medio centro cedido por el Atlético de Madrid de la convocatoria de la selección argentina, de la que era uno de los fijos. De hecho, en el anterior parón liguero fue titular y jugó los noventa minutos en uno de los partidos.

Kranevitter disputó el partido completo hace justo una semana ante el Dinamo de Zagreb, pero no aparecía en las alineaciones del Sevilla desde el mes de septiembre. Quizá su ostracismo otoñal tenga que ver con las derrotas del equipo sevillista en Eibar y en Bilbao, citas ambas en las que el equipo de Sampaoli ofreció posiblemente su peor imagen desde que comenzó la temporada.

No obstante, la participación de Kranevitter en otros encuentros en septiembre a los que el técnico le dio gran importancia fue muy beneficiosa para los intereses del conjunto. Su presencia en el once titular en el Juventus Stadium en el primer encuentro en el que Sampaoli fue elogiado por su planteamiento defensivo ante un coloso europeo fue una de las claves del empate sevillista en una plaza archicomplicada como la de la Vecchia Signora. Eso fue el 14 de septiembre. Seis días después, Kranevitter tendría una participación no muy extensa, más bien corta, pero decisiva, en el derbi ante el Betis. El argentino salió en el minuto 75 para solucionar una avería en el centro del campo provocada por el propio Sampaoli, que cuando el Sevilla ganaba sustituyó a Iborra para meter a un delantero como Sarabia. La consecuencia fue que con N'Zonzi solo por delante de la defensa, el Betis empezó a despertar y comenzó a asomarse al área. Kranevitter cerró definitivamente ese pasillo y el Sevilla pasó a dominar de nuevo el juego en los 15 minutos restantes más los que prolongó el árbitro.

Lo de Kranevitter pueden ser sensaciones, pero lo corroboran los números. Su partido ante el Dinamo fue excepcional y no sólo en el aspecto defensivo, clave para hacer brillar más si cabe a N'Zonzi permitiéndole jugar quince o veinte metros más adelante o cubriendo las espaldas a las subidas de los centrales, como descubrieron muchos sevillistas gracias a unas imágenes en un diálogo táctico con Sampaoli y Rami que recogió la televisión, es verdad que aprovechando que el Dinamo iba a jugar toda la segunda parte con diez.

Kranevitter tuvo un acierto en pases del 94,3%, completando 82 de 87 intentos. Pero, por si podría pensarse que se trataron de pases con poca carga de profundidad por su posición en el campo, nada más lejos de la realidad. El argentino hizo más de la mitad de sus combinaciones hacia delante, es decir, 48 de 53, frente a los 27/27 en horizontal y sólo 7/7 hacia atrás. Adviértase que los cinco únicos pases que erró fueron en vertical, buscando romper líneas y eliminar rivales. De hecho, Kranevitter dio hasta dos pases que dejaban a un compañero solo ante el portero que no se convirtieron en asistencias de gol por muy poco.

Mucho más: de sus 82 pases en total (el segundo jugador del partido que más firmó por detrás de N'Zonzi), 22 de ellos (de 25 intentos) fueron en el tercio superior del campo, frente a los 54/56 que protagonizó en el tercio medio.

Usando el cuerpo de manera excepcional para recuperar balones o facilitar el robo de otros, el de Tucumán rebañó un total de seis pelotas al rival en un partido de una sola dirección, pero sobre todo demostró que es una pieza necesaria para equilibrar al equipo en días como el pasado domingo con Messi enfrente y, más que nada, para mejorar aún más a N'Zonzi.

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