Liga bbva

No es magia, es lógica (3-1)

  • El Sevilla de Manzano se pone en escena en Nervión con un nítido triunfo fundamentado en la apuesta por la calidad. Renato, Romaric y Kanoute le dieron empaque a un gran juego colectivo

A veces el fútbol es mucho más sencillo de lo que parece y no hace falta ser ningún mago para dar con la tecla. Gregorio Manzano lo ha hecho nada más llegar al Sevilla. Tras las dudas que dejó el triunfo en Dortmund, lógicas por el momento anímico, el escenario y la fuerza del rival, ayer puso en escena el jiennense su Sevilla, un Sevilla que hizo frotarse los ojos a sus aficionados por momentos por la sencillez y la claridad con la que superó al Atlético de Madrid. Un Sevilla que parecía de otra época. Es cierto que el conjunto de Quique Sánchez Flores amagó con trastocar la fiesta que se vivía en Nervión, porque las piezas que eligió Manzano, tras su enorme despliegue, notaron el paso de los minutos. Pero la apuesta resultó ganadora y muy esperanzadora, de futuro, no de pasado.

La enorme expectación que había concitado el debut de Manzano en Nervión tuvo una adecuada respuesta bien pronto, porque lo primero que hizo fue sorprender a todos disponiendo un once titular bastante llamativo, con la inclusión de Romaric junto a Renato en el eje de la medular y de Kanoute en la posición de enganche. Además, supo arreglar la inesperada baja de Jesús Navas situando a Perotti en la derecha y a Diego Capel en la izquierda, cada uno en su perfil natural, y dispuso a todos sus jugadores con orden, con los roles perfectamente distribuidos, con una adecuada ocupación de los espacios. El resultado no pudo ser otro que un rotundo triunfo

Fue una clarísima apuesta por los hombres que mejor saben manejar la pelota, incluido el defenestrado por muchos Romaric. De paso, refrescó al equipo con seis piezas nuevas respecto al que ganó en Dortmund el jueves. El jiennense se puso por montera las opiniones de aquellos que creen que el marfileño no tiene lo mínimo para jugar en un equipo como el Sevilla y éste le respondió en el campo con mando, distribución e incluso presión adelantada para evitar las contras atléticas. De esa forma, y gracias al buen estado de Kanoute, el Sevilla comenzó el encuentro con mucha confianza ante un rival con más piezas teóricas en la medular. Tuvo llegada, ritmo y bien pronto dio los primeros sustos a De Gea, hasta que abrió el marcador justo antes de la media hora en una jugada que fue fiel reflejo de la apuesta de Manzano. La rápida circulación de Renato y Romaric y el barrido de Kanoute antecedieron a un excelente pase interior de Perotti que Negredo supo aprovechar con un disparo de calidad. En otra rápida combinación, el argentino cazó con el alma, y con la derecha, una volea para situar el 2-0 en el electrónico, tras una fase en la que el Atlético había amagado con poner cerco al área sevillista, en una consecuente reacción al gol encajado. Pero si el 1-0 había puesto en evidencia que, en la mayoría de los casos, el fútbol responde a la lógica, el 3-0, al poco de reanudarse el partido tras el intermedio, fue una vuelta de tuerca más a esa apuesta por la excelencia: una jugada colectiva hilvanada desde atrás, una circulación exquisita que remató Diego Capel con una gran penetración para posibilitar un golazo de Kanoute que fue el mejor premio para el partidazo que estaba haciendo el franco-malí.

El 3-0 llevó el delirio a una grada que ya ni recordaba lo que era disfrutar con este deporte. Y hubo momentos de regusto futbolístico, de posesiones largas ante un Atlético que corría detrás el balón sin llegar nunca. Pero aún había partido. La eclosión del Sevilla había sido tremenda, explosiva, diáfana, pero también temprana, y existía el peligro de que al equipo se le fueran las fuerzas como a una gaseosa agitada enérgicamente. Además, enfrente había un contrincante.

La entrada de Diego Costa le dio más profundidad al Atlético. La pujanza del brasileño se unió al paulatino y lógico cansancio de algunos futbolistas y por ahí llegó la tímida reacción atlética. Con el 3-1 incluso se podía pensar que, dada la pegada del contrario, el Sevilla podía dudar en su empeño. Pero ahí surgió la fuerza colectiva, las ayudas de los extremos a los laterales, las enérgicas coberturas de Martín Cáceres, el sobreesfuerzo de Renato, Romaric y Kanoute para tapar vías pese a la carga de sus piernas. Y el amago del Atlético quedó en eso, en simple amago.

El Sevilla se veía ganador y nadie podía quitarle el fruto de tanto trabajo colectivo, de tanta convicción con la que se desarrollaron todos los futbolistas en el campo, desde Fernando Navarro a Diego Capel, desde Perotti hasta Alexis o un Luis Fabiano que salió para refrescar y, aunque tardó en acomodarse porque entonces mandaba el Atlético, también metió el hombro para terminar de cerrar el triunfo. Manzano los había convencido de lo que podían dar de sí y ese mensaje se había quedado grabado a fuego en su interior. Orden, calidad, confianza, fe para recuperar a un Sevilla redivivo y triunfo revitalizador.

Ficha técnica:

3 - Sevilla: Palop; Konko, Cáceres, Alexis, Fernando Navarro; Perotti, Romaric (Guarente, m.85), Renato, Capel (Alfaro, m.89); Kanoute y Negredo (Luis Fabiano, m.69).

1 - At. Madrid: De Gea; Domínguez, Perea, Ujfalusi, Antonio López (Filipe Luis, m.45); Simao, Assunçao (Raúl García, m.80), Tiago, Fran Mérida; Mario Suárez (Diego Costa, m.45) y Forlán.

Goles: 1-0, M.28: Negredo. 2-0, M.34: Perotti. 3-0, M.51: Kanoute. 3-1, m.58: Diego Costa.

Árbitro: Estrada Fernández (Comité catalán). Amonestó a los locales Diego Capel (m.23), Negredo (m.37), Perotti (m.45) y Konko (m.82) y a los visitantes Tiago (m.16), Antonio López (m.17) y Simao (m.26).

Incidencias: Partido de la sexta jornada de Liga en Primera División, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante más de 40.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.

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