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La mancha fue navarra

  • El error de Undiano no dañó el 'Espíritu de Puerta' · Luis Fabiano eclosionó con su estrenó goleador en un derbi

Nunca había marcado en un derbi Luis Fabiano y el día que fue a hacerlo fue en el reencuentro de Sevilla y Betis tras la paz firmada con el denominado Espíritu de Puerta. Sevilla se regaló un derbi de toda la vida como habían pedido directivos, técnicos y jugadores para no manchar la memoria del tristemente fallecido jugador nervionense. Un derbi que quedará ya señalado en los anales de la máxima rivalidad como el de la mano de Luis Fabiano, porque los propios sevillistas se vieron obligados a reconocer que el tanto que abrió el encuentro lo marcó el paulista ilegalmente. No lo vio el prestigioso árbitro que pitó el partido y ni así se empañó el ambiente de normalidad.

Salvando esa mancha del error en la apreciación de Undiano Mallenco, que esperó una sugerencia de su juez de línea que no llegó, el derbi transcurrió dentro de esos cauces tan esperados, polémica incluida para un pospartido que llenará bares y oficinas de discusiones.

Ambas aficiones respondieron a la llamada realizada de los máximos mandatarios de los dos clubes. Hubiera sido una falta de respeto a la ciudad ensuciar la cordialidad que, tristemente, tuvo que nacer a raíz de la muerte de de Antonio Puerta. Habría sido como envolver en el papel de lija de la hipocresía y la mentira tantas y tantas señales de dolor y solidaridad que hubo en aquellos aciagos días de finales de agosto. Pero el regalo de Reyes para la ciudad vino envuelto en el clásico celofán de toda la vida, para devolverle al derbi su carácter de toda la vida.

Evidentemente, habría sido un extraño milagro que no hubiese habido intercambio de insultos en forma de clásicos cánticos hirientes hacia el eterno rival. Es más, muchos aficionados tienen esa pequeña lacra como un ingrediente que le da un acre sabor al pique habitual. Desde luego, los mensajes que siempre han emitido los sectores más radicales han ido encaminados a recordar que es imposible vivir un partido de la máxima rivalidad sin ese factor.

Por lo demás, el ambiente vivido antes y durante el partido fue espectacular y en este caso no hubo que lamentar los habituales incidentes previos en los alrededores. La Policía Nacional, afortunadamente, tuvo poco trabajo en ese sentido.

La prueba definitiva de que el Espíritu de Puerta no podía ni iba a ser traicionado fue que la llegada del autobús del Betis, por ejemplo, no registro nada llamativo. Y en el palco, tanto de lo mismo. Calaron los mensajes de paz emitidos por los dirigentes, un dato que señala que sí, que tienen mucho peso las palabras de los que mandan desde las cúpulas directivas a la hora de enfriar o calentar estos partidos.

Así, la única mancha no tuvo identidad sevillana y responde al yerro del colegiado navarro. La mano de Luis Fabiano terminó con su sequía goleadora en los derbis. Había disputado cinco anteriormente y nunca tuvo fortuna. Pero el jugador de Campinas llegó con la idea de prolongar su extraordinaria racha y lo consiguió. El gol vigésimo de su cuenta esta temporada en todas las competiciones será uno de los más recordados. Luego, finiquitó el choque con un cabezazo espectacular para sumar nada menos que 21 goles. Los béticos no se lo perdonarán y Undiano Mallenco querrá morirse viendo las imágenes, pero eso es consustancial a un derbi.

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