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Cuando el mango de la sartén cambia de mano

  • Sin querer renovar, Capel ha pasado de ser un fichaje goloso al segundo plano en el Sevilla y en la selección

El pasado verano Diego Capel ocupaba mucho papel de periódico. La cláusula de rescisión de su contrato se antojaba baja, Del Nido se vanagloriaba de haber rechazado una oferta del Tottenham que superaba este tope -16 millones de euros- y el Real Madrid, por la afinidad de su representante con la casa blanca, se apuntaba como un destino, si no seguro, más que probable mientras el jugador se negaba a aceptar una oferta de renovación en el Sevilla. Algunas manos llegaron a frotarse cuando Del Bosque lo incluyó en un par de convocatorias de la selección absoluta, pero una crítica negativa de Cruyff en La Vanguardia fue el principio del fin.

Ahora, el almeriense, que tiene uno de los contratos más bajos en cuanto a salario de la plantilla -firmó cuando subió del filial al primer equipo-, ha pasado a un segundo plano que empieza a preocupar en su entorno y en su familia. En el Sevilla ha pasado de ser casi un titular que le tenía ganada la partida a su más directo competidor, Adriano, a verse incluso superado en los planes del técnico por Perotti o el propio Romaric en ese rol de falso extremo zurdo. Con la selección ha pasado a no ser titular siquiera en la sub 21 (el martes jugó 25 minutos). Le quedan tres años de contrato y la situación ha cambiado. El mango de la sartén lo tiene ya otro.

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