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A dos meses del Mundial, vuelve el enigma Messi

  • La actuación del argentino en un partido de máxima exigencia deja muchas dudas sobre su estado real

¿Qué le pasa a Lionel Messi? La pregunta, que no surge por primera vez, pero que siempre fue enterrada con una gran actuación del argentino, cobró más fuerza hoy en España ante la innegable decadencia del gran equipo que fue el Barcelona.

Si Messi no se entiende sin el Barcelona, el Barcelona no se entiende sin Messi. Y cuando Messi ofrece señales tan desconcertantes como las de la derrota ante el Atlético de Madrid en la noche del miércoles, todo resulta más difícil de entender.

Difícil de explicar qué le pasa a Messi, sobre todo porque él no habla. Pero el asombro fue general en España al confirmarse que el argentino sólo recorrió 6,8 kilómetros en los 93 minutos que duró el partido del Calderón, casi la mitad que los 12,2 de Koke -autor del gol del Atlético- y sólo un kilómetro y medio más que el guardameta Pinto.

Está claro que Messi y Koke son futbolistas muy diferentes, está claro que correr no siempre es la solución en el fútbol, pero los hinchas del Barcelona viven inquietos desde hace tiempo: el 10 no sólo no corre, sino que parece desconectado, desentendido del equipo.

Hay una explicación que circula desde hace tiempo y que no es en absoluto inverosímil: Messi está pensando en el Mundial de Brasil 2014. Todo lo demás es un asunto menor, todos los caminos conducen al sueño de alzar el 13 de julio la copa del campeón del mundo en el Maracaná. Entretanto, Messi fue tomando decisiones. Ya en 2013 dejó de confiar el cuidado de su físico a Juanjo Brau, que en los años anteriores había transformado su anatomía desde una fragilidad alarmante a una sólida coraza. Paradójicamente, la lesión que alarmó a fin de año y lo tuvo más de dos meses sin jugar fue en cierta forma beneficiosa, porque le permitió al argentino llegar más fresco a la recta final de la temporada.

Así, en el reciente triunfo sobre el Real Madrid en el Bernabéu, Messi fue un portento: dio un pase de gol y anotó tres tantos. ¿Qué más se le puede pedir? Quizás que no "desaparezca" del juego cuando se lo necesita, que no pierda nueve pelotas y apenas recupere una, como sucedió el miércoles.

Gerardo Martino, un técnico al que en el rostro se le adivina el adiós al Barcelona, fue honesto al explicar su apuesta ante el hipermotivado Atlético de Diego Simeone. "No nos interesaba que Leo tuviera mucha participación en el juego, sino el uno contra uno en el lado derecho".

"Nos parecía que no era prudente, por el tipo de marcaje que le hace el Atlético, que él tuviera tanta participación, sino participaciones más decisivas", insistió Martino, que obviamente no destacó un dato: Messi no encaró ni una sola vez a Filipe Luis, aquel al que debía desarmar en el uno contra uno.

Que el club y Jorge Messi, padre del jugador, sigan negociando un aumento de sueldo para volver a convertirlo en el mejor pagado del plantel no debería influir en el rendimiento del mejor futbolista del planeta. O quizás sea inevitable que lo haga. Un misterio más en torno a Messi.

"Messi está a lo suyo y, por su particular universo, cuesta adivinar qué es lo suyo", destacó El País, prudente en un contexto en el que algunos comienzan a reclamar lo impensable: que el jugador más importante en la historia del Barcelona deje el club.

"Messi, vete ya", tituló ayer la web catalana diariogol.com, que ve "un problema" del Barcelona con el argentino y una posible "onda devastadora" si no se lo soluciona. "Parece desentenderse de los males de su equipo, que le cedió todo el poder", señala el articulista, que se entusiasma con el dinero que una eventual venta de Messi podría dejar en el club: "Ya no es una figura intocable. Si no lo asume, que se vaya".

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