Cuando hace poco nadie o casi nadie daba un duro por este Sevilla que exponía en cada partido unas sensaciones más que preocupantes, se ha agarrado a unas cuantas de esas leyes imperturbables que rigen el fútbol: a aquello de que todo puede cambiar con un buen resultado, a lo de que este deporte no es más que un estado de ánimo y a que la llegada de un solo jugador, en este caso Jesús Navas, puede hacer que sus compañeros se crean mucho mejores.

El equipo de Gregorio Manzano, después de haber completado la racha más negativa de los últimos años con hasta cinco derrotas consecutivas sólo en la competición liguera, se mueve ahora en otros parámetros psicológicos. La Copa le ha dado alas al equipo del jiennense. La Copa, la victoria ante Osasuna y también -¿por qué no?- una excelente primera parte en el Santiago Bernabéu en materia defensiva. Los tres triunfos que ha enlazado el Sevilla desde el 22 de diciembre hasta la fecha y, sobre todo, el hecho de dejar en los dos últimos encuentros la portería a cero, han posibilitado que el sevillismo vea las cosas de otra manera, y si no se puede hablar de optimismo en toda la extensión de la palabra, al menos sí de la confianza en que tiene la suficiente calidad como para recuperar puestos en las próximas jornadas y volver a estar en la zona europea pronto.

defender más arriba

Una de las causas de este cambio que ha experimentado el equipo en los últimos encuentros, en particular en Málaga, ha sido el haber perdido el miedo a defender. La mejoría la apuntó ante el Real Madrid de Mourinho, un partido en el que Manzano ordenó una defensa adelantada que, unido a que prescindió de un extremo, hizo que el equipo juntara sus líneas por el centro, justo en los metros en los que el Sevilla más carencias acumula. En el Bernabéu todo se fue al traste por un fallo infantil y en cadena de Palop y la defensa, pero allí se puso la primera pica de un cambio que se produce fundamentalmente fuera de casa. Esa defensa valiente y ordenada se repitió el 5 de enero en Málaga en un partido con mucha carga ambiental que al final se decantó con un rotundo 0-3 para los blancos fraguado tras el descanso.

En cambio, se ha visto que en el Sánchez-Pizjuán el sistema defensivo aún debe ajustarse mucho. El 5-3 de la ida en los octavos de Copa ante el Málaga no fue una buena imagen y, ya en 2011, los apuros que Palop pasó en el segundo tiempo del duelo frente a Osasuna (1-0) tampoco tienen cabida en el guión del Sevilla que busca Manzano.

jesús Navas, como el cid

Hay veces en las que un solo futbolista puede motivar un cambio, una metamorfosis en  el colectivo, y eso es lo que parece que le está ocurriendo al Sevilla con el regreso de Jesús Navas. Sin terminar de estar a su verdadero nivel, sus dos apariciones frente a Osasuna y Málaga le han dado otro aire al equipo en ataque. Dos asistencias, una a Kanoute y otra a Perotti en sendos golazos, son los fríos números que marcan la presencia ya efectiva del palaciego en el organigrama de Manzano.

La sombra del campeón del mundo sigue siendo alargada. Y no sólo ofrece confianza a sus compañeros, a los que contagia su naturaleza de ganador, sino que intimida sobremanera a los rivales. Hay que retrotraerse a la época en la que varios eran los defensas que tapaban la salida del extremo, propiciando así más espacios para sus compañeros y para el ataque en general. De todas formas, debe volver poco a poco a ser el Jesús Navas que terminó la pasada Liga y que llegó al Mundial de Sudáfrica.   

...y luis fabiano

La medida de la mejoría total la dará el equipo de Manzano cuando Luis Fabiano vuelva también a ser el de antes. El brasileño, que ya en Málaga estuvo mucho mejor y coronó su actuación con un golazo de falta, sólo había ofrecido en realidad un partido redondo, el que protagonizó ante el Athletic en Nervión, con dos goles y en conexión estelar con Romaric. Otra de las claves ha sido tener arropado a este futbolista frágil de fuerzas, pero con una zurda de oro.