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De lo moral a lo virtual

  • El Betis sigue quemando partidos hacia la LEB Oro y otra derrota ante el Real Madrid, aunque no será aún matemático, condenaría a los sevillanos

  • Booker y Gacesa viajaron con la plantilla

Mikel Úriz se dispone a lanzar a canasta, ante la mirada al fondo de Rocky Jarana, durante un entrenamiento en San Pablo.

Mikel Úriz se dispone a lanzar a canasta, ante la mirada al fondo de Rocky Jarana, durante un entrenamiento en San Pablo. / víctor rodríguez

La derrota en Zaragoza supuso para el Betis Energía Plus el descenso moral y de caer ante el Real Madrid pasará al grado de virtual, a expensas de que este fin de semana o el siguiente se confirme matemáticamente. No hay muchas cuentas que hacer y salvo milagro de proporciones bíblicas por segundo año consecutivo el conjunto verdiblanco afrontará un descenso deportivo difícil de regatear en esta ocasión. La rebaja de las condiciones de ascenso impuestas por la ACB permiten a casi cualquiera afrontar el cambio de categoría, aunque el conjunto hispalense bien haría en intentar no ser último (el Breogán subirá seguro 12 años después), porque en el galimatías que es el baloncesto nacional cualquier cosa es posible.

Eso, sin embargo, serán otras cuestiones a dilucidar en el próximo mes. En el Betis toca pensar ya en modo LEB Oro para no estar hablando dentro de un año otra vez de problemas de planificación a la hora de excusar el no haber alcanzado un objetivo que no podrá ser otro que el ascenso.

Tras la jornada (otra más) de brazos caídos de la plantilla el pasado domingo ante el Baskonia, el equipo afronta el duelo adelantado de la jornada 33 (la 32 la disputará el sábado) para permitir que los de Pablo Laso puedan preparar a gusto, con tiempo y sin agobios la Final Four de Belgrado. Todo sea por la Euroliga y sus equipos, los dueños de los designios del resto de conjuntos de Europa. Ante el líder de la fase regular poco hay que hacer, viendo el rendimiento de uno y otro conjunto durante toda la temporada. El cuadro sevillano está a dos victorias de la permanencia, con el basket average perdido ante el Bilbao (un triunfo más que los béticos) y empatado con el Tecnyconta Zaragoza, ahora fuera de la quema, si bien en el general los maños mandan sin problema con un -205 frente al -386 verdiblanco. Por ello, para que la apertura de aguas del Mar Rojo de Moisés se quedara en una minucia, el Betis debería ganar esta noche al Real Madrid De perder, necesitaría vencer sus dos últimos partidos, que Zaragoza y Bilbao los perdieran todos y, en el camino, enjugar la diferencia general de puntos con los aragoneses: 181 puntos.

Una derrota en cualquiera de sus dos partidos de esta semana (el sábado visita al Obradoiro) acompañada de una victoria de alguno de sus rivales acabaría con las opciones matemáticas de permanencia del equipo sevillano. O dos derrotas, independientemente del resto de resultados. Lo dicho, misión imposible.

Queda, al menos, jugar los encuentros que restan con el poco orgullo que quede en el vestuario por esos aficionados, pocos o muchos, que no han parado de apoyar al equipo en una campaña nefasta que será recordada por el descenso y las palizas: la mayor diferencia en la era ACB (la encajada en el Palau) y la diferencia en contra más abultada en casa (el pasado domingo frente al Baskonia). En el Wizink Center estarán los Kelly, Anosike, Booker, que viaja pese a acabar tocado el último duelo, y Schilb intentando lucirse en busca de un buen destino la próxima campaña. Jugar frente a un Real Madrid que estará pensando en otras cosas antes que el rival de enfrente, que encima se está mostrando como un pelele en la mayoría de partidos de este curso, siempre viene bien para engordar las estadísticas y los highlights de Youtube para que el agente de turno haga maravillas en el mercado. Y es que ahí no se ven las carencias en defensa, el paupérrimo acierto de un jugador profesional desde la línea de tiros libres o cómo alguien llamado a ser líder falla cuando los suyos más lo necesitan.

No son, lógicamente, los únicos responsables de lo que se avecina. Un equipo es un todo, y en este caso cuentan los 13 integrantes de la plantilla, los que se quedaron por el camino por restar al juego colectivo más que sumar y los de los despachos que no supieron enderezar la situación a tiempo. Tampoco cabe olvidar a los responsables del banquillo, desde un Alejandro Martínez que diseñó una plantilla sin gen competitivo ni actitud atrás a un Óscar Quintana incapaz de cambiar la mala dinámica del inicio pese a disponer de tiempo y recursos: nula defensa y endeblez en el rebote. Los males de la primera a la última jornada, salvo algún duelo por el camino en el que, por mera estadística, la moneda debía salir cara alguna vez en 34 jornadas.

Hablar de claves ante el Real Madrid resulta absurdo, cuando lo único importante es la disposición y ganas con la que salgan los verdiblancos en un partido que es más una condena que una oportunidad real. Competir es lo mínimo, porque el cupo de accidentes vergonzosos está cubierto ya en estas dos últimas campañas para el próximo lustro. Con un rival que estará pensando en que transcurran los 40 minutos sin que le pase nada, sólo con jugar con la suficiente intensidad el Betis no debería hacer el ridículo. Pero hasta puede que eso sea pedir mucho a un Betis que va quemando etapas camino de la LEB Oro.

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