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Qué noche la de este día...

  • The Beatles brindan la banda sonora a dos caminos paralelos en la última década que se cruzan en Basilea, donde los sevillistas tararearán canciones de Silvio.

The Beatles, los Beatles, son uno de los grandes símbolos de Liverpool, acaso el mayor junto al club de fútbol que lleva el nombre de la ciudad. Pero los Beatles no son de esa ciudad industrial del noroeste inglés. Son ciudadanos del mundo. Su música nos pertenece a todos. Y si pusieron banda sonora a la segunda mitad del siglo XX, nadie mejor para hacerlo con este apasionante Liverpool-Sevilla que se anuncia para las 20:45 de hoy en Basilea. Los reds se hicieron grandes en la pasada centuria, como la banda más legendaria de la historia, y el sevillismo, que tiene su fuente rockera en Silvio, se hace grande desde hace una década. Diez canciones para diez años. Qué noche va a ser la de este día...

1. Yesterday (Ayer). Es evidente que el aire nostálgico es mucho más marcado en el Liverpool. En la última década, la que alumbra la eclosión sevillista, un club considerado el octavo en peso económico del mundo por la revista Forbes, como es el inglés, se nutre más de los recuerdos que de sus conquistas: en ese 2005-06 que cambió la vida a los sevillistas, los británicos abrocharon la última temporada respetuosa con su imponente historia, y de la mano de Rafa Benítez, los entonces campeones de Europa ganaron su última Copa Inglesa (FA Cup), además de la Community Shield, un torneo menor. Desde entonces, un subcampeonato de Europa la campaña siguiente, la de la vengnza del Milan en Atenas y otra copa secundaria, la Community Shield (2011-12). Famélica trayectoria para un club que, por ejemplo esta temporada, se embolsa 129,9 millons de euros por derechos televisivos, el séptimo del Viejo Continente.

El Liverpool va a encarar la final con más hambre que el Sevilla. Con más necesidad. Lógico. Los de Nervión lucían cuatro títulos en su palmarés hace poco más de diez años y hoy atesoran doce, ocho más. Y los dos últimos, conquistados en las últimas dos finales de la Europa League. Las necesidades están ahí.

2. Here comes the sun (Aquí viene el sol). El equipo británico, por peso específico, necesita estar en la Liga de Campeones. En la última década, sólo lo ha logrado en cinco de las once campañas y una de las últimas siete, en la 2013-14 de la mano del entrenador Brendan Rodgers. Esa campaña, rozó la Premier y se quedó a dos puntos del campeón, el Manchester City. El domingo pasado, el equipo adiestrado por el alemán Jürgen Klopp acabó su campeonato doméstico el octavo. Ni siquiera en Liga Europa. El Sevilla sí se ha asegurado su presencia en la próxima edición de su competición fetiche con su discreta séptima plaza. Pero jugar dos años seguidos la Champions sería un mayúsculo impulso para un club que se maneja un estrato por debajo de su enemigo de hoy en presupuesto (el Liverpool dobla al Sevilla) y aspiraciones. La final de hoy aparece como el sol que les ilumine y dé brillo a la temporada. Su asidero providencial. De ganarla o no va un mundo. O un astro rey.

3. Twist and shout (Gira y grita). La final de hoy empezará a jugarse antes de que el árbitro sueco Jonas Eriksson ordene que el balón ruede. A un lado, el celebre You'll never walk alone, la adaptación de un tema compuesto originalmente para el musical Carousel, de 1945; al otro, el himno del Centenario de El Arrebato. José Castro, en la presentación de la equipación para la final y la próxima temporada, ya se apresuró el lunes a recordar que el tema sevillista sí se compuso ex profeso para el club, a diferencia de la legendaria canción con la que se desgañita The Kop, la grada con más solera de Anfield. El rector sevillista tiene claro que los partidos, y más las finales, se empiezan a ganar desde la grada. 

4. Come together (Juntémonos). Castro aclaró antier que serán unos 6.000 los sevillistas que poblarán las gradas de gol sur y fondo del Saint Jakob Park. Cinco mil irán en la flota de aviones organizada por el propio Sevilla y otros mil se han buscado la vida para aterrizar en Suiza, Francia, Alemania o Italia. O para ir por tierra con paciencia, paradas y avituallamiento. De lado inglés, los 15.000 hinchas que se presentarán en Basilea, como también la compra de cientos de entradas en la reventa en Sevilla, lleva a pensar que el Liverpool estará mucho más arropado en el estadio. Al menos en número. En apasionada entrega, está por ver. Los sevillistas y no sevillistas que han jugado en Nervión suelen destacar que el calor que emana de su animosa afición se refleja en el rendimiento en la hierba. Los reds no les van a la zaga. La escenografía en rojo y blanco va a ser de época.

5. Help! (¡Ayuda!). Es habitual que, para llegar a esa gran cima que es una final, los héroes atraviesen algún momento de franco apuro. De estar a punto de despeñarse. Liverpool y Sevilla lo saben. Compartieron esa angustia el pasado jueves de Feria. Los ingleses se trajeron un esperanzador 1-1 de Dortmund, pero el Borussia se puso 0-2 y 1-3 en Anfield. Al final, Coutinho y Sakho pusieron el 3-3 provisional. Y en el último minuto, el central Lovren salvó a los suyos con ese 4-3 que sacudió las casas de apuestas. Mientras, el Sevilla estaba contra las cuerdas en Nervión. Susaeta falló un gol clarísimo en la prórroga y ya en la tanda de penaltis el único que falló fue Beñat hasta el décimo y definitivo lanzamiento. Lo convirtió Gameiro. Como en Turín. Lovren y el francés fueron los salvadores. Por ellos, esa noche, todos velan armas en Basilea.

6. Yellow submarine (Submarino amarillo). El equipo castellonense ha sido protagonista en la singladura del Liverpool hasta la finalísima. Y de nuevo tuvo que obrar una remontada la corajuda tropa de Klopp, que se llevó a la isla un peligroso 1-0 en contra por aquel gol de Adrián ya en el último minuto de la ida. La fortaleza mental de los reds quedó de manifiesto en la sólida remontada (3-0) bajo la mística de Anfield. El Sevilla también tuvo que torpedear el submarino amarillo la pasada temporada en su camino hacia su cuarta Liga Europa. ¿Un guiño cabalístico? 

 

7. A day in the life (Un día en la vida). Fue el sentimiento con el que miles de sevillistas se plantaron en Eindhoven hace diez años y ocho días. Era el día. La ocasión de sus vidas. O eso pensaban tras 44 años sin finales y 58 sin títulos. Ese 4-0 al Middlesbrough fue su visita fugaz al paraíso, el momento que consagró el amor a unos colores. La gran corona guardada en el arcón de la memoria. De lado rojo, su grandeza reserva en el recuerdo varias de esas coronas. La primera queda ya lejos, con esa Copa de la UEFA de la temporada 72-73, el único título europeo con el gran Bill Shankly y quizás por ello especialmente querido por los más viejos de su enorme legión de seguidores. Shankly, el forjador del Liverpool campeón. El que lo hizo vestir de rojo al completo, cual diablos, para infundir miedo al enemigo. Entre los seguidores ingleses más jóvenes, ese day in the life es meridiano: la final de Estambul, la de la remontada del 0-3 inicial al Milan. Las hazañas posteriores hacen que esos días únicos no lo sean. Pero en la memoria permanecen como únicos por siempre.

8. Helter Skelter (Descontrol). Los dos finalistas han encajado 50 goles en las 38 jornadas de sus respectivos campeonatos. Un balance defensivo más que discreto que ha resultado decisivo para que ambos quedaran fuera del asalto a los cuatro primeros. Ahí, en la retaguardia, radica el descontrol de ambas escuadras. En el caso sevillista, sobre todo, cuando ha venido actuando lejos de Nervión, como es el caso de hoy. El Liverpool tiene la baja de su central más poderoso, el francés Sakho, y el dúo Lovren-Kolo Touré no es un dechado de rapidez, precisamente. 

9I want to hold your hand (Quiero tomar tu mano). Será un partido de dos agudos estrategas que han impreso su sello en sus equipos. Klopp, con su carisma y su carácter expansivo, se ha metido en el bolsillo a la baqueteada afición del Liverpool, que no se contenta con medianías. El germano menos germano casa con el espíritu rupturista y libre que distingue al Liverpool desde que Shankly le cambió la idiosincrasia allá por los sesenta. Cuando Lennon, McCartney, Harrison y Starr hacían lo propio en la música pop. Los reds aprietan muy arriba, sus jugadores actúan con el fanatismo de los fans de The Beatles en aquellos abigarrados conciertos. El ex del Dortmund debutó ante el Tottenham el 17 de octubre (0-0). Su bagaje en la Premier ha sido de 13 victorias, 9 empates y 8 derrotas. Números aceptables, pero insuficientes a la postre para Europa. Ese espíritu desinhibido del equipo sí que le vino de perlas en la competición por eliminatorias. Así cayeron Manchester United, Villarreal y Dortmund. A Unai Emery, tan machacón y sobreactuado como su colega, le ha costado entrar en el corazón del sevillismo. Lo ha hecho con el poder de convicción de los triunfos y los títulos europeos. Como en el caso de Klopp, sus jugadores creen en su discurso y asimilan sus conceptos: fútbol dinámico, moderno y un carácter competitivo que refleja la obsesión que este concienzudo vasco tiene por este deporte y por sus detalles. Ambos transmiten su intensidad a sus chicos.

10. A hard day's night (Qué noche la de aquel día). Con todos los factores palpitando, la noche promete ser de rompe y rasga. El Liverpool desembarca en una tierra tan poco marcial como la helvética dispuesto a esgrimir su imponente arsenal: el peso de su púrpura en las más nobles batallas (¡cinco Copas de Europa!), de sus legiones de seguidores que van a fluir hasta la vera del Rin desde todo el orbe, de su joven y hambrienta plantilla. Pero al otro lado del campo aguarda un equipo que siente la Liga Europa como si fuera su hija, que la quiere como nadie en la última década y al que el traje de campeón le sienta divinamente. Como a Lennon las chaquetas entalladas y los pantalones de pitillo... como a Silvio su cazadora desgarbada  y su corbata fina, a lo Simeone. Que suene la música. Y que estalle la noche dionisiaca y rojiblanca.

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